La toma continuada de dosis bajas de aspirina podría reducir el riesgo de cáncer de páncreas

Muchas personas toman con frecuencia dosis pequeñas de aspirina para reducir riesgos cardiovasculares, un efecto largamente investigado. Ahora, además, se han encontrado evidencias de que cuanto más tiempo toma una persona una dosis baja de aspirina, menor será su riesgo de desarrollar un cáncer de páncreas, de acuerdo a un estudio difundido en Cancer Epidemiology, Biomarkers & Prevention, una publicación de la Asociación Americana para la Investigación del Cáncer.

“Hemos descubierto que el uso de dosis bajas de aspirina está asociado con un recorte de casi la mitad del riesgo de padecer cáncer de pancreas, con evidencias de que cuanto más tiempo se han tomado esa pequeñas dosis, menor es el riesgo”, ha explicado Harvey A. Risch, profesor en el Departamento de Epidemiología de Enfermedades Crónicas de la Facultad de Salud Pública de Yale, en New Haven (EEUU). Ya que 5,5 de cada 100.000 personas padecerá cáncer de páncreas y el índice de supervivencia a los cinco años es menor del 5 por ciento, es crucial encontrar maneras de prevenir la enfermedad.

Las mujeres y hombres que toman dosis bajas de aspirinas regularmente experimentan una reducción del 48 por ciento en el riesgo de padecer cáncer de páncreas, según este trabajo. La protección frente a la enfermedad oscila entre el 39 por ciento de reducción de riesgo en pacientes que llevan seis años tomando dosis bajas de aspirina, hasta el 60 por ciento en los que las han tomado durante más de diez años. Así, “parece que hay suficientes evidencias de que la gente que está considerando el uso de la aspirina para reducir riesgos cardiovasculares puedan además reducir el riesgo de padecer cáncer de páncreas”, ha asegurado Risch.

Los investigadores captaron a los sujetos del estudio en 30 hospitales del estado de Connecticut (EEUU) entre los años 2005 y 2009. En total participaron 362 enfermos de cáncer de páncreas a los que se practicaron 690 controles por muestreo aleatorio. Todos ellos fueron entrevistados en persona para determinar cuándo empezaron a utilizar la aspirina, el número de años que la habían tomado, el tipo de aspirina que usaban (dosis baja frente a dosis regular) y cuándo dejaron de tomarla, entre otros aspectos. Factores consustanciales, como el índice de masa corporal, el historial de tabaquismo y el de enfermedades como la diabetes también se tuvieron en cuenta.

De los participantes en el estudio, el 57 por ciento fueron hombres, aproximadamente el 92 por ciento fueron blancos no hispanos, el 49 por ciento fueron o eran actualmente fumadores y el 19 por ciento había sido diagnosticado de diabetes en un periodo de tres años anterior a la realización del estudio.

Una dosis de 75 a 325 mg de aspirina al día está considerada una dosis baja y es la que habitualmente se toma para prevenir enfermedades del corazón. Una dosis mayor que esa, tomada generalmente  cada cuatro o seis horas, está considerada una dosis regular que se toma con fines analgésicos o antiinflamatorios. De los participantes en el estudio, el 96 por ciento de los que tomaban dosis bajas de aspirina y el 92 por ciento de los que la tomaban regularmente dijeron tomarla a diario.

Los científicos hallaron que cuanto más temprano una persona había empezado a tomar la dosis baja, mayor era la reducción del riesgo de desarrollar un cáncer de páncreas, en un rango que va del 48 por ciento de reducción del riesgo en aquellos que empezaron a  tomarla tres años antes del estudio, hasta el 60 por ciento en aquellos que lo hicieron durante dos décadas.

“La gente que está desarrollando un cáncer de páncreas experimenta varios cambios fisiológicos, incluyendo alteraciones del gusto, que empiezan a manifestarse dos o tres años antes del diagnóstico de la enfermedad. Estas personas tienen mayor tendencia a dejar de tomar aspirina. Así que es delicado separar los aspectos varios del patrón de uso de la aspirina y el riesgo de padecer cáncer de páncreas”, apuntan los investigadores.

“El uso de aspirina tiene riesgos potenciales por sí mismo, y por lo tanto los riesgos y beneficios para cada persona tienen que evaluarse basándose en características y consideraciones personales”, advierte Risch. “Para el pequeño subconjunto de individuos con importantes historiales de cáncer de páncreas o que por otros motivos tengan más posibilidades de padecer la enfermedad, la aspirina podría ser una parte dentro de un régimen diseñado para reducir el riesgo”.

 

Redacción

Contenido revisado en Marzo de 2024.
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