El turno de noche eleva el riesgo cardiovascular

Un estudio con 75.000 enfermeras publicado en American Journal of Preventive Medicine refleja que los turnos rotatorios implican también más muerte en cáncer de pulmón.

Determinados trabajos exigen profesionales operativos durante las 24 horas del día los 365 días del año, como es el caso de la enfermería. Trabajar a turnos muy variables, que incluyan más de tres jornadas en el turno de noche al mes, pueden resultar perjudicial para la salud. Una investigación internacional ha hecho un seguimiento a casi 75.000 enfermeras norteamericanas a lo largo de 22 años y ha llegado a la conclusión, como ya adelantaban estudios previos, de que existe una mayor mortalidad asociada al trabajo en turno de noche. Según se publica en el último número de la revista científica American Journal of Preventive Medicine las mujeres que han trabajado bajo este régimen laboral durante al menos cinco años presentan un riesgo de muerte un 11% mayor.

En las enfermeras que han pasado entre 6 y 14 años trabajando noches la posibilidad de fallecer por una enfermedad cardiovascular es un 19% más elevada, en el caso de las que han estado más de 15 años haciendo noches esta tasa alcanza el 23%. Explorando con detenimiento todas las causas de fallecimiento de las profesionales implicadas en el estudio, los autores observan que la mortalidad por cáncer no ofrece una correlación con el hecho de trabajar de noche excepto en dos tumores: el colorrectal y el de pulmón. En este último caso, el riesgo de muerte se incrementó un 25 % en las que más tiempo de su vida profesional han pasado en turnos rotatorios.

Aunque la investigación se ha llevado a cabo con una muestra de enfermeras norteamericanas, los autores aseguran que los resultados son totalmente extrapolables al entorno europeo.

Los resultados de la investigación aportan nuevas evidencias sobre el potencial efecto negativo de los turnos de noche sobre la salud y la longevidad humana. El presente estudio y otras investigaciones precedentes apuntan a la alteración de los ritmos circadianos, en especial a un marcador clave como es la melatonina. Su producción se detiene por la noche y es como si se reseteara el reloj biológico. A esta hormona se atribuyen propiedades antitumorales a través de múltiples mecanismos biológicos, incluyendo actividad antioxidante, fortalecedora del sistema inmune y también a nivel inflamatorio. A nivel cardiovascular, potencia la función endotelial y reduce la inflamación. A esto hay que sumar la alteración del sueño.

“Fuimos capaces de tener en cuenta muchos otros factores, como el estrés, los problemas para la conciliación, la duración del sueño, etc, pero el riesgo persistía. Creemos que subyacen mecanismos que están más ligados a la tensión que el trabajo a turnos ejerce sobre los ritmos circadianos, sobre el reloj biológico, porque esa disrupción circadiana influye en un montón de aspectos fisiológicos: por ejemplo el sistema inmunológico y el metabolismo, en la segregación de determinadas hormonas… Si esa perturbación es crónica y se alarga en el tiempo, puede conducir a problemas de salud”, asegura a Diarioenfermero.es Eva Schernhammer, profesora de Epidemiología de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Harvard (Estados Unidos).

El estudio de Schernhammer y sus colegas no es el primero que advierte sobre los riesgos del trabajo con turnos tan variables. Otro reciente estudio, publicado en la revista Sleep, apuntaba a una menor tolerancia a la glucosa entre los trabajadores nocturnos, con picos de glucosa hasta un 16 % más elevados. En 2012, una investigación canadiense volvía a señalar al descenso de la producción de melatonina como responsable de un aumento del riesgo de tumores en próstata,
colon, vejiga, pulmón, recto, linfoma no Hodgkin y páncreas en varones.

El mayor estudio epidemiológico de Francia en este campo —con 3.000 mujeres participantes— examinó el riesgo de sufrir cáncer de mama entre las trabajadoras del turno de noche. Los resultados mostraron un riesgo un 30% mayor en estas últimas comparadas con las empleadas durante el día. El riesgo era especialmente significativo en aquellas que trabajaron en régimen nocturno durante más de cuatro años y en las que, como muchas enfermeras, sólo trabajaban algunas noches a la semana.

Otras consecuencias para la salud del enfermero no son tan dramáticas. En noviembre del año que acabamos de dejar se publicó otro estudio en la revista Proceedings of The National Academy of Sciences (PNAS) en el que investigadores de la Universidad de Colorado (EE.UU.) detectaron que los trabajadores nocturnos ganan peso y tienen menos gasto energético durante las 24 horas del día. Los investigadores concluyeron que si no se reduce la ingesta alimentaria en estos trabajadores lo normal es que aumenten de peso.

 

Con sueño

Respecto a los hábitos de sueño, otras dos investigaciones reflejan que más de la mitad sufría privación de sueño, lo que podría conducir a cometer errores que pongan en riesgo la seguridad del paciente y la suya propia. Incluso se recomienda una pequeña siesta en mitad del turno como una ayuda extra para que el enfermero aumente su nivel de atención, vigilancia y rapidez de reflejos y frenar un poco su fatiga física y mental.

Rafael Lletguet, asesor técnico del Consejo General de Enfermería, asegura que “no podemos ignorar que, analizando los múltiples estudios existentes al respecto, entre ellos los elaborados por la Organización Internacional del Trabajo (OIT), se apunta a una serie de cuestiones muy preocupantes. Entre ellas parece demostrado que los trabajadores/as de turnos de noche pierden cinco años de vida por cada quince de jornada laboral Y no solo esto sino que ello afecta también de forma directa a la vida personal y familiar según se desprende de aquellos estudios que concluyen nque estos trabajadores se divorcian tres veces más que el resto de sus compañeros/as y tienen un 40% más de posibilidades de padecer trastornos neuropsicológicos, digestivos y cardiovasculares”.

“A partir del reconocimiento del derecho de los trabajadores en el ámbito laboral a la protección de su salud e integridad, —añade— la Ley 31/1995 de Prevención de Riesgos Laborales establece las diversas obligaciones que, en el ámbito indicado, garantizarán este derecho, así como las actuaciones de las Administraciones públicas que puedan incidir positivamente en la consecución de dicho objetivo. A la vista de los datos que arrojan estudios como el que publica Diarioenfermero.es es hora de extender la aplicación de esta norma a situaciones concretas cono la del trabajo en turno de noche.

¿Existe alguna forma de cambiar la distribución del trabajo y reducir ese riesgo para la salud en las enfermeras? Eva Schernhammer propone distintos métodos: desde “recurrir a actuaciones en la regulación de la luz para poder dormir mejor a intentar ajustar la agenda a los ritmos biológicos del trabajador, es decir, a su cronotipo interno, ya que hay gente que trabaja mejor a últimas horas del día y otros son más madrugadores. Habrá que hacer nuevos estudios para ver qué podría funcionar. Otras variables también pueden contribuir a mejorar la salud de los enfermeros que trabajan de noche como mantener buenos hábitos alimentarios, dejar de fumar, practicar ejercicio de forma regular y someterse a cribados de mama y colon cuando sea necesario”.

TESTIMONIOS

Sonsoles Hernández: “Con el turno de noche no tienes una vida ordenada”

“Lo más importante del turno de noche es que luego tengas una buena higiene del sueño y unos horarios; y que si trabajas de noche luego dediques la mañana siguiente a dormir e intentes normalizar la hora de comer y el resto del día”. Así opina Sonsoles Hernández, una enfermera de la unidad de Reanimación del Hospital Universitario de Móstoles (Madrid) que lleva ocho años trabajando en un turno fijo de noche.

Para Hernández la gente que está de noche es porque tiene otro trabajo, como es su caso, pues da clases de Médico- Quirúrgica en la Universidad Francisco de Vitoria, o porque tiene niños. “Es lo que pasa factura, pues con el turno de noche no tienes una vida ordenada porque intentas normalizar y tener el ritmo de vida del día como una persona que ha dormido. Intentas adaptar lo que serían los periodos de sueño al ritmo que lleva la familia. No haces un descanso adecuado, ni un orden de comidas adecuado”.

A su juicio, a largo plazo “eso repercute en todo lo cardiovascular, en hipertensión y sobre todo en lo neurológico y a nivel renal”. “Regular por la noche es fundamental, pero no se hace”, por ello cree que “hay más problemas en cuanto a trastornos digestivos, por ejemplo, un colon irritable, hay un trastorno del sueño muy importante, problemas neurológicos a nivel de irritabilidad, de falta de concentración. A largo plazo se nota”, concluye.

Su solución: establecer un tiempo tope de estar de noches. “Quizá con eso no llegarían a ocasionarse problemas mayores”.

Maika Maiza: “Lo mejor: tener tiempo para ti”

Maika Maiza trabaja en Urgencias del Complejo Hospitalario de Navarra. Lleva 20 años trabajando a turnos, los últimos 14 en su unidad, aunque con jornada reducida pues tiene dos hijos de 15 y 12 años —en Navarra, la reducción está ampliada hasta los 16 años del hijo menor—. Su turno es de los llamados “antiestrés” en el que trabajan una noche a la semana y el resto son mañanas y tardes, aunque ella “se quita” las tardes.

En cualquier caso prefiere ir cambiando de turno a tener uno fijo de mañana, al menos de momento, “pero porque tienes más tiempo libre para ti, no por otra cosa. Con un turno fijo de mañana implica que estás más ordenado, para el cuerpo es mucho mejor, para el descanso, para la alimentación, pero sí que es verdad que te quita tiempo para ti.

Por la mañana trabajar, por la tarde con los hijos y por la noche a dormir. La única forma de tener un poco de tiempo para ti, es trabajar a turnos, tener tus mañanitas fiesta. Te da más juego para organizarte”.

Pero afectar sí que afecta a la salud “últimamente noto algo de gastritis”, afirma esta enfermera y es que “cuando trabajo de noche y me levanto no sé si desayunar o comer. Ese es un problema que siempre tenemos, pues cuando te levantas no te apetece comer un plato de lentejas”. También “estás más irritable y mucho más cansada, no estás tan ágil y receptiva. No sé si será por eso o por la vida que llevamos tan intensa, que no paramos”. Además, “he detectado que a lo largo de los años las noches las llevo peor, antes lo llevaba muchísimo mejor que ahora”, así que está convencida de que trabajar a turnos seguro que pasará factura, “no sé de qué forma, no tengo ni idea de que en qué repercutirá, pero sí que lo hará”.

Almudena Crespo: Muy perjudicial para la salud

Almudena Crespo no cambiaría su turno fijo de noche por nada, pues trabajando a noches alternas en la UCI del hospital privado la Milagrosa (Madrid) puede tener otro trabajo: responsable del departamento de Prácticas de la Universidad Francisco de Vitoria y dar las clases en la sala de demostración, las prácticas previas a la incorporación al ámbito hospitalario. Y eso que es muy consciente de que “el turno fijo de noche es muy perjudicial para la salud, por lo menos en lo que yo he podido vivir, sobre todo por el horario de las comidas y por el desajuste hormonal”.

En los cinco años que lleva con este ritmo de vida “me ha supuesto un aumento de peso de 10-12 kilos, no por comer entre horas, sino por los diferentes horarios de comidas entre estar de entrante o saliente de guardia. Ello supone que los ciclos hormonales se alteren, sobre todo en el tema de la menstruación. Normalmente, los ciclos hormonales hacen un trabajo nocturno y tú tienes la fase REM de sueño día sí, día no”. Además, “por el tipo de servicio en el que estoy y por las horas en las que se está de pie, siempre tiendes a tener un problema de circulación”. Eso sin olvidar, afirma Crespo, “la dioptría por año que se va perdiendo de vista, pues al trabajar en un servicio especial, la luz tiene que ser más tenue y eso provoca que el personal que trabaja en ese turno tenga que forzar más nuestra vista”.

Algo que debería ser considerado por prevención de riesgos, pues no es sólo el cansancio físico, el problema es cuando llega el cansancio mental.

La clave: llevar una buena rutina establecida con el turno de noche. En caso contrario “puede ser caótico. Tu mente y tu cuerpo empiezan a desestabilizarse y a largo plazo lo paga tu salud”.

 

D.Ruipérez/G.Romero

Contenido revisado en Marzo de 2024.
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