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A todas las enfermeras

Cuenta la leyenda que, en el siglo XVI, durante un incendio Juan Ciudad, pues así se llamaba nuestro patrón, entró en un hospital en llamas salvando a los internos del fuego. Su abnegación y lucha por los demás, cuando murió el 8 de marzo de 1550, le llevaron a la canonización y a ser nombrado patrono de la profesión de Enfermería. Su personalidad encarna los valores y principios esenciales de nuestra profesión: formación, trabajo, esfuerzo, entrega y humanización. A lo largo de su vida desarrolló métodos de atención pioneros en la época, basados en la atención integral de la persona, respetando su dignidad y defendiendo el derecho de todos a recibir una atención de calidad