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¿Cómo deben actuar los enfermeros ante un paciente terminal?

Aumentar el confort y el bienestar del paciente y su núcleo familiar ante una situación de enfermedad terminal son los principales objetivos de los enfermeros que trabajan en cuidados paliativos. Estos profesionales ejercen un papel fundamental en la atención al paciente en sus últimos momentos para proporcionar alivio y disminuir el dolor y otros síntomas a los enfermos que tienen un pronóstico de vida inferior a seis meses.

La Organización Mundial de la Salud definió estos cuidados como el “enfoque que mejora la calidad de vida de pacientes y familias que se enfrentan a los problemas asociados con enfermedades amenazantes para la vida, a través de la prevención y alivio del sufrimiento por medio de la identificación temprana e impecable evaluación y tratamiento del dolor y otros problemas físicos, psicológicos y espirituales”.

El estudio “Actuación de enfermería ante el cuidado físico en el paciente terminal”, publicado en la revista ROL de Enfermería, resalta la importancia de la enfermería para que esta atención se realice de la mejor manera posible. “Los cuidados paliativos son por completo necesarios con pacientes que presentan una enfermedad en situación terminal. Esto no quiere decir que solamente se deban practicar a personas geriátricas, sino también a personas que padecen una enfermedad avanzada, progresiva e incurable”, constata el informe. En este sentido, los cuidados paliativos no sólo van encaminados al paciente, sino que incluyen a todo su entorno y le aportan un mayor grado de confort durante el transcurso de la enfermedad.

La investigación, realizada por un grupo de enfermeros de la Universidad de San Jorge (Zaragoza) y la Universidad Europea (Madrid), pone de manifiesto más de 50 actuaciones que los enfermeros deben enseñar a los cuidadores principales de los enfermos para paliar el final de la vida. Los investigadores subrayan que “estos cuidados no aceleran ni retrasan el momento del fallecimiento, sino que ofrecen un sistema de soporte para ayudar a los pacientes a vivir tan activamente como sea posible hasta la muerte”. Los profesionales de enfermería son los referentes principales de los cuidadores, por lo que tienen que asegurarlos para que el enfermo alcance un cierto nivel de bienestar.

En primer lugar, se recomienda tranquilizar al paciente y proporcionarle apoyo en situaciones de ansiedad o miedo para evitar la aparición de crisis y momentos estresantes. Fomentar técnicas de relajación, ayudándose de unas condiciones ambientales idóneas (luz tenue, temperatura adecuada, ausencia de ruidos) es un buen ejemplo para conseguir que el paciente esté calmado. Asimismo, es imprescindible proporcionar una posición adecuada, semisentada en la mayoría de los casos, para favorecer la respiración del enfermo, mantener una hidratación correcta y conservar una humedad ambiental óptima con el fin de fluidificar las secreciones y favorecer su expulsión.

Siempre y cuando el estado del paciente lo permita, sería recomendable realizar cambios posturales cada dos horas para evitar la aparición de úlceras por presión y favorecer la movilidad articular mediante ejercicios pasivos.

Estado nutricional

Para mejorar el estado nutricional, es necesario que los cuidadores adapten la alimentación a los gustos y situación del paciente, ofreciéndole platos pequeños con buena presentación, así como mantener una higiene bucal correcta, realizando un cepillado tras cada comida. También es importante vigilar la ingesta adecuada de líquidos e introducir alimentos que mejoran la salivación como el limón o la piña.

Los enfermeros deben recordar a los familiares que para prevenir o mejorar el estreñimiento se debe aumentar el aporte de fibra en la alimentación y para detener la diarrea hay que administrar dietas astringentes.

En cuanto al control del insomnio de los pacientes, es necesario administrar el tratamiento pautado por el personal facultativo y evitar factores ambientales distorsionantes, así como establecer un horario regular de sueño-vigilia.

Otro de los puntos importantes a la hora de cuidar a estos enfermos es el vestuario que deben ponerse, evitando las ropas ajustadas, siendo recomendable las prendas de algodón.

El paciente terminal puede presentar fiebre, sudoración, escalofríos e hipotermia, por lo que es necesario vigilar y controlar la temperatura del paciente. En el caso de que esta suba hay que poner en práctica medidas como la aplicación de paños fríos o la realización de baños con agua tibia después de 30 minutos tras la toma de los antitérmicos prescritos.

El estudio destaca que el paciente es un ser biopsicosocial y en él la relación de las tres esferas debe mantenerse en equilibrio, lo que contribuye a mejorar la calidad de vida del enfermo y la familia. “Uno de los objetivos que todo el equipo multidisciplinar ha de cumplir es realizar el acompañamiento durante todo el proceso de enfermedad, muerte y duelo al paciente y familia”, concluye.

 

Ángel M. Gregoris