Los tres héroes de la prescripción enfermera

La enfermería va a contar, finalmente, con cobertura legal para dispensar determinados productos y medicamentos en los hospitales y centros de salud. La noticia no es nueva. De hecho, el acuerdo con los médicos auspiciado por el Ministerio de Sanidad data de hace varias semanas, pero no conviene dejar en el olvido los espinosos vericuetos que los firmantes tuvieron que seguir para sellar la rúbrica, ni pasar página sin ensalzar antes a los principales héroes que hicieron posible un pacto considerado histórico. El primero, sin lugar a dudas, es Máximo González Jurado. Ya he dicho hasta la saciedad que el ex presidente del Consejo General de Enfermería es de aquellos que pueden perder batallas pero siempre ganan guerras. Y lo hizo, vaya si lo hizo. Tras salir derrotado en un primer combate por la alianza formada in extremis por el entonces presidente de la Organización Médica Colegial (OMC), Juan José Rodríguez Sendín, y por el ya exministro de Sanidad Alfonso Alonso, González Jurado redobló su esfuerzo en pos de la prescripción: negoció de nuevo con todos los grupos políticos y autonomías, recabó otra vez el apoyo de la oposición y de los consejeros de salud, y convenció de la racionalidad de sus argumentos a los sucesores de Rodríguez Sendín y de Alfonso Alonso. De ahí a su victoria final sólo hubo un paso. No deja de ser curioso que el final de la guerra de la prescripción enfermera haya cogido fuera ya del coso taurino de la Sanidad al gran ganador de la misma y al derrotado ex presidente de la OMC, pero son cosas de la vida.

El otro hombre clave en el giro copernicano de los acontecimientos es Serafín Romero, el actual presidente del Consejo de Colegios de Médicos. Su llegada ha imprimido a la corporación un aire nuevo. Donde antes había ímpetu bélico, añagazas y un corporativismo rancio y mal entendido, ahora existe mesura, caballerosidad y ánimo de entendimiento. Estoy seguro de que con él al frente la OMC recobrará en breve la imagen que merece. Romero entendió pronto que la llamada prescripción enfermera no resta cuota de poder a los médicos, sino que tan sólo otorga un paraguas de legalidad a miles de actos que se practican cada día en los centros sanitarios y que, precisamente, descargan de trabajo a los facultativos. ¿Para qué entrar entonces en una guerra de profesiones absurda?, debió preguntarse.

La otra gran triunfadora del acuerdo es Dolors Monserrat. Con una agilidad inusual en un ministro con apenas meses en el cargo, entendió que el «no» a la prescripción enfermera de su antecesor constituía un error mayúsculo para la Sanidad y para su partido. Rápidamente, reunió a las partes, facilitó el entendimiento e imprimió marchamo oficial al acuerdo. Chapeau por ella!

PREGUNTAS CON RESPUESTA

¿Qué laboratorio ha contratado a un profesional externo para sofocar el fuego creado por uno de los propietarios con su apoyo al independentismo catalán?

¿Qué dos representantes sanitarias se odian a muerte y declinan acudir a un evento cuando su rival ha sido antes protagonista del mismo?

¿Qué presidente autonómico ha dado orden a su consejero de que no mueva ni un solo gerente o alto cargo por temor a hacer ruido y a un efecto dominó?

¿Qué consejero de Sanidad del PSOE está destacando por su sentido común y por su excelente gestión?

Sergio Alonso

Autor Sergio Alonso

Fundador y director del suplemento A tu salud del diario LA RAZÓN

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