Un mayor papel para las enfermeras en la Atención Primaria

La Junta de Andalucía y su apéndice sanitario, el Servicio Andaluz de Salud (SAS), suelen escribir derecho con los renglones torcidos. Nada mejor que parafrasear a Torcuato Luca de Tena para describir de forma gráfica muchas de las actuaciones que despliegan desde hace años las autoridades sanitarias de esta comunidad. La última iniciativa tiene gran enjundia al constituir, desde luego, una reforma en toda regla de la Atención Primaria, ese nivel asistencial anquilosado por la falta de cambios, la burocratización, la desidia y el interés corporativista de sindicatos y sociedades científicas, y la parálisis legislativa, al que ninguna administración autonómica se atreve a meterle mano.

El cambio puede parecer menor, pero no lo es: se trata de utilizar mejor los recursos existentes en la llamada “puerta de entrada” al sistema, ampliando para ello el rol que viene jugando el personal de enfermería. Si estos profesionales gozan de una formación de grado de cuatro años internacionalmente reconocida y disponen de seis especialidades, entre la que se encuentra la llamada Enfermería Familiar y Comunitaria, ¿por qué no echar mano de ellos para, por ejemplo, descargar los centros de salud, evitar la saturación de las consultas de los médicos y agilizar el tránsito de los pacientes por el sistema sanitario? Frente a lo que puedan pensar los maledicientes y los malpensados, el nuevo modelo propuesto por el SAS no busca, ni legitima, que las enfermeras prescriban medicamentos contra el cáncer, evalúen trastornos reumatológicos u ordenen consultas de neuropsiquiatría, entre otras prácticas puramente médicas.

Se trata tan sólo de aprovechar el potencial de los enfermeros de la comunidad -sólo en Andalucía hay 34.700 colegiados- para resolver problemas de los usuarios tales como quemaduras, dolores lumbares, hipoglucemias leves, catarros, diarreas o simples vómitos. ¿Qué problema hay en ello? ¿No lo hacen ya con éxito las enfermeras en otros ámbitos como urgencias y emergencias, el entorno escolar o el laboral?

El SAS acierta de lleno con esta decisión porque, a veces, reformas gestoras aparentemente prudentes resultan mejores que las grandes revoluciones. El problema es que las autoridades andaluzas se han descolgado con el proyecto sin consensuarlo previamente con los actores de la Atención Primaria y ha soliviantado a colegios y sociedades vinculados a los médicos, deseosos de mantener a toda costa el statu quo dominante.

Este choque de trenes que se avecina muestra a las claras el avance que está experimentando desde hace años la profesión enfermera frente al anquilosamiento al que vienen condenando colegios, sociedades científicas médicas y sindicatos a sus supuestos representados. Pocos dudan ya de que la Atención Primaria necesita una reforma integral y pasos como el que da Andalucía se encaminan a ello. Ahora lo que hace falta es que las autoridades logren consensuarlos.

PREGUNTAS SIN RESPUESTA

¿Qué conocida empresa sanitaria ha pillado a uno de sus directivos con la mano en la caja?

¿Qué gerente de un hospital cuenta con todos los favores de los nuevos altos cargos de la Consejería de Sanidad de Madrid?

¿Qué empresa de pésima reputación acaba de quedarse sin otro nicho de mercado? ¿Por qué?

¿Qué ex alto cargo de la OMC movió todos los hilos habidos y por haber para intentar edulcorar, sin éxito, la declaración de esta organización contraria a la eutanasia?

 

Sergio Alonso

Autor Sergio Alonso

Fundador y director del suplemento A tu salud del diario LA RAZÓN

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