Y ahora qué

No me parece muy democrático que se legisle para no tener en cuenta los intereses de la mayoría de las personas para las que gobiernas. Sobre todo si a esa mayoría, alguna vez o casi siempre, como ocurre en nuestro país, con un sistema sanitario universal, unas veces nos toca ser usuarios y otras pacientes. Y más inverosímil es que se antepongan los rancios intereses de una clase, cuando redactamos un decreto, a los intereses de la población en general. Como ya se habrán dado cuenta me estoy refiriendo al Real Decreto de “prescripción enfermera”.

No es una pelea entre profesiones ni un mal acuerdo entre las mismas, lo que al final vio la luz el 23 de diciembre de 2015 es el resultado de la ignorancia que tienen, sobre lo que es la profesión enfermera y de lo que algún día será, los administradores del Ministerio de Sanidad. Es para asombrarse, y si se pudieran pedir responsabilidades de otro tipo que no fueran las políticas, —ya denostadas en la actual democracia española—, habría que pedirlas, ya que el texto aprobado viene a impedir el normal funcionamiento de aquello que quería regular; es más, viene a impedir el normal funcionamiento del sistema sanitario.

Centrado el ministerio en atender los miedos médicos a la “supremacía enfermera”, ha conseguido parar en seco el desarrollo de una profesión, la enfermera. Y ahora los consejeros de nuestras respectivas comunidades no aplican el Real Decreto diciendo eso de: “todo sigue igual”. Pues a mí eso me parece una desobediencia civil en toda regla. No puede ser, no puede ser que aquellos que tienen la obligación de hacer cumplir la Ley ahora te piden que la incumplas, porque así a los profesionales enfermeros se nos deja en una situación de indefensión.

Yo quiero poder solicitar mi acreditación para “usar, indicar y autorizar productos y medicamentos”, y quiero mi talonario de recetas, y quiero que el programa que uso para la gestión de mi trabajo incluya mi prescripción, y que incluya el listado de los productos y medicamentos que de forma autónoma puedo prescribir. Pero también quiero trabajar junto con “mi médico” con los protocolos que me permiten prescribir aquellos productos y medicamentos que están sujetos a prescripción médica. Si no puedo hacerlo, son ustedes un fraude, y su Real Decreto de prescripción es otro gran fraude cometido con los pacientes y con los enfermeros

Fidel Rodríguez Rodríguez

Autor Fidel Rodríguez Rodríguez

Expresidente del Colegio de Enfermería de Ávila y analista de la profesión con una crítica sincera, desde la vertiente sanitaria y universitaria

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