Que nadie nos robe la solidaridad

Por todos es sabido que España es un país solidario y, por ende, los españoles somos solidarios. Lideramos el ranking mundial de donantes desde hace 25 años, nos volcamos a ayudar cuando se nos necesita y cada vez que se organiza una gala benéfica la recaudación es espectacular. Por eso, estafas como la del “Caso Nadia”, en el que hemos conocido que unos padres se han aprovechado de la enfermedad de su hija para lucrarse a costa de la buena voluntad de la gente, nos hacen reflexionar como personas y, a nosotros, también como periodistas.

Años llevaba Fernando Blanco paseándose por las televisiones de todo el país, haciendo entrevistas en los periódicos y organizando actos benéficos para conseguir fondos para pagar supuestas operaciones y viajes con su hija. La trama, perfectamente montada, se le fue de las manos hace ya algunas semanas, cuando comenzaron a salir a la luz todas las mentiras que había ido contando durante este tiempo.

¿De quién fue la culpa de que esto haya podido ocurrir? Algunos han dicho que de los medios que dieron visibilidad a la familia, con el objetivo de ayudar a esa niña. Pero no, según la investigación, aquí sólo hay un culpable y se llama Fernando Blanco.

El resto, periodistas, colaboradores y donantes anónimos son las víctimas. Si bien es cierto que una de las premisas del periodismo es contrastar las fuentes y no dejarse influir por la primera información, todos podemos errar y, engañados por una historia tan impresionante, muchos cayeron en la trampa.

Situaciones como esta hacen que la desconfianza aumente y que la gente mire con recelo a personas que de verdad necesitan esa ayuda. Es imprescindible que, a partir de ahora, casos como el de Nadia se contrasten y se verifiquen antes de publicarse, pero también es necesario que nunca perdamos la esencia solidaria que nos caracteriza.

Por este motivo, tenemos que seguir sirviendo de “altavoz” para la sociedad y recordar más que nunca que somos solidarios. Y mucho.

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