Dos varas de medir con los antivacunas

A diferencia de la tibieza mostrada en España por las administraciones sanitarias y por algunas de las principales organizaciones médicas, a Italia no le ha temblado el pulso. Un conocido médico del país transalpino -Roberto Gava, para más señas-, ha sido expulsado de su colegio profesional y no podrá ejercer más la medicina por su continuada campaña en contra de las vacunas. Una campaña que le llevó a liderar el movimiento «No-Vax» y a oponerse por todos los medios habidos y por haber a la inmunización con argumentos endebles y, desde luego, no contrastados científicamente, a juicio de los 15 compañeros de profesión que estudiaron el caso. El asunto sienta precedente y constituye, desde luego, un serio aviso para todos aquellos que, de una u otra forma, han cargado contra un método de prevención de enfermedades que ha salvado millones de vidas en todo el mundo y del que, por cierto, nuestro país es pionero con aquella mítica expedición filantrópica emprendida por el doctor Balmis y la enfermera Isabel Zendal, que tan bien inmortalizó Javier Moro en su novela A flor de piel.

En nuestro país, el movimiento antivacunas encontró el caldo de cultivo perfecto para su consolidación y desarrollo en tres factores. El primero fue la dureza de la crisis: como las autonomías contaron durante ocho años con recursos escasos para la prestación sanitaria, los ataques a la incorporación de nuevas inmunizaciones gozaban de cierta lógica económica.

Así lo entendieron muchos consejeros de Salud con idas y venidas en el calendario y la financiación que soliviantaron a más de una sociedad científica seria. Otro factor fue el mensaje subyacente de los críticos acerca de que la voraz industria farmacéutica intentaba hacer caja a costa de inmunizaciones innecesarias. Ni que decir tiene que este mensaje era tan falaz como interesado. En la sociedad cunde una imagen falsa que los laboratorios no han sido aún capaces de contrarrestar, muy instigada por grupos de izquierdas de forma paralela al auge experimentado por Podemos como bandera ideológica con la que diferenciarse de la derecha. De ahí que, con el auxilio de las redes sociales, algunos de estos argumentos calaran, frenando las inmunizaciones, lo que se llevó por delante a equipos enteros de alguna multinacional. El tercer factor para el auge del movimiento antivacunas fueron las respuestas indefinidas que recibieron por parte de entidades sanitarias con dirigentes más interesados en hacer carrera política que en refrendar las inmunizaciones que preconiza la OMS. Ante las continuas diatribas de alguno de estos dirigentes contra los laboratorios, no es difícil entender que el movimiento prosperara. El resultado de todo ello es preocupante: el sarampión y otras patologías repuntan mientras las inmunizaciones decrecen. Eso sí, a la hora de la verdad, todo el mundo corre en busca de la vacuna contra la meningitis.

PREGUNTAS CON RESPUESTA

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¿Qué alto cargo heredado por Dolors Monserrat ha causado una gran impresión a la ministra?

¿Qué laboratorio da ya por hecho que Barcelona no será la sede de la Agencia Europea del Medicamento?

¿Qué patronal va a ser objeto de una profunda revisión a la vuelta del verano? ¿Por qué? ¿Qué empresa pretende impulsar esa renovación?

Sergio Alonso

Autor Sergio Alonso

Fundador y director del suplemento A tu salud del diario LA RAZÓN

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