El parto fisiológico

Según el documento «Estrategia para la atención al Parto Normal», publicado en el 2007 por el Ministerio de Sanidad y Política Social, es parto normal “el parto de comienzo espontáneo, que presenta un bajo riesgo al comienzo y que se mantiene como tal hasta el alumbramiento. El niño o niña nace espontáneamente en posición cefálica entre las semanas 37 a 42 completas. Después de dar a luz, tanto la madre y su bebé se encuentran en buenas condiciones. Entendemos por mujer sana aquella que: no padece una enfermedad o presenta una complicación del embarazo, tales como parto pretérmino, estados hipertensivos del embarazo, crecimiento intrauterino restringido, embarazo múltiple, inducción del parto, etc., que hagan recomendable recurrir a cuidados o intervenciones específicas.”

Leyendo esta definición entendemos entonces que un parto fisiológico debería de ser monitorizado pero no intervenido a menos que, como su nombre bien indica, se desvié de esta normalidad.

Entonces, ¿por qué sigue ocurriendo?

No existe la menor duda de que la sociedad española está cambiando, solo hay que ver las imágenes del pasado 8 de Marzo para darnos cuenta de ello. Por ello, me parece especialmente relevante que los profesionales de la obstetricia avancemos en este cambio junto a la sociedad.

Las prácticas obsoletas; prácticas que no están recomendadas por la OMS al no haber sido capaces de demostrar evidencia de que faciliten el proceso de parto como la utilización de enemas, la maniobra de Kristeller (presión en el fondo del útero durante el expulsivo) o el rasurado pélvico, no deberían de ser usadas y tanto pacientes como profesionales deberíamos de cuestionarlas.

Por otro lado, otro tipo de prácticas que se hacen rutinariamente deberían de ser cuestionadas en busca de la racionalidad antes de practicarse en busca de la motivación detrás de ellas y no simplemente realizadas sin más.

Es nuestra obligación como matronas advocar por los derechos de nuestras pacientes y promover la práctica de nuestra profesión según la actual evidencia científica.

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