Blindar las residencias

La terrible pandemia que nos azota ha servido para sacar a la luz ciertas disfunciones y problemas endémicos de nuestro sistema sanitario. La lucha sin cuartel contra una infección que ha causado decenas de miles de muertes y casi un millón de afectados en España ha abierto los ojos a muchas personas con un baño de realidad. Ha certificado también que las demandas de muchos colectivos sanitarios —entre los que nos incluimos —deberían de haber sido escuchadas.

Hace falta más inversión global en una Sanidad pública, gratuita y universal, es decir, destinar más porcentaje del PIB de España en lugar de repetir como un mantra y sin datos en la mano que teníamos la mejor Sanidad del mundo. Y hacen falta más enfermeras para poner atender con dignidad y eficiencia a la población. Ahora llega el lamento por la carencia de una planificación adecuada de los recursos humanos. Y esta carencia afecta a todas las vertientes del sistema, hospitales, colegios o centros de salud, pero es especialmente dramática en las residencias. Los centros sociosanitarios han sido el centro de la diana en la que ha impactado el coronavirus.

Las infecciones y fallecimientos en los centros de mayores han sido un drama nacional. El virus se ha cebado con los más débiles. Pero no sólo eso, los supervivientes llevan meses confinados, sin recibir la visita de sus familiares o con limitaciones, sin actividades terapéuticas, experimentando en muchos casos una terrible soledad, algo injusto en los últimos años de aquellos que han vivido y trabajado duro para sacar adelante este país.

El drama de las residencias guarda mucha relación con la falta de enfermeras en estos centros. Resulta imposible proporcionar unos cuidados dignos a pacientes tan necesitados de ellos cuando una enfermera tiene que atender a un número inabarcable de pacientes, por sueldos miserables, sin valorar ni apostar por contratar enfermeras especialistas en Geriatría. Ni las residencias estaban preparadas —nadie lo estaba— para el impacto de la pandemia en primavera, ni lo están ahora en esta segunda ola. Eso es lo realmente preocupante y así ha quedado expuesto en el análisis del sector que hemos hecho el Consejo General de Enfermería y el Sindicato de Enfermería SATSE, un trabajo del que damos cuenta en esta revista y que arroja datos más que preocupantes. Debemos actuar ya o volveremos a ver las morgues llenas de cadáveres. Una sociedad que no vela por la salud de sus mayores es ingrata y está condenada al fracaso.

Florentino Pérez Raya

Autor Florentino Pérez Raya

Florentino Pérez Raya es el presidente del Consejo General de Enfermería

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