Sobre faldas y enfermeras

*Por Marta Martín Mestre

Por un motivo u otro, nunca es buen momento para reivindicar el papel de la Enfermería y menos en clave feminista. Algunos lo justifican diciendo que no estamos tan mal y que hemos avanzado mucho durante el tiempo. Hay quien dice que ahora no es buen momento porque hay debates más importantes; todo depende del enfoque con el que se mire.

El comentario de Fernando Simón en una charla en streaming con los dos hermanos y escaladores Pou, el 1 de noviembre de 2020, definiéndonos como enfermeras infecciosas y las disculpas posteriores por sus palabras claramente machistas, me hizo reflexionar sobre la visión sexista que se tiene de la Enfermería. Es por ello por lo que me vi inmersa en una búsqueda alrededor de nuestra profesión y la visión machista que acarrea la misma. Así, descubrí que escenas como la que protagonizó Simón y que algunos consideran deslices desafortunados sin mayor importancia, son solo la punta del iceberg.

En la profesión de Enfermería la presencia de mujeres es mayor que la de hombres y este hecho hace que nosotras seamos el foco para esta clase de bromas e insultos. Durante mucho tiempo, como en todo el humor que denigra a la mujer, hemos pasado por alto esos chascarrillos, pero con la llamada tercera ola del feminismo nos hemos visto con la obligación y con más seguras de poderlos denunciar.

Es preocupante que se relacione esta profesión, indispensable para el buen funcionamiento del sistema sanitario (bien demostrado queda en el momento que estamos viviendo con la pandemia mundial del COVID-19), con la figura de la mujer cuidadora y sumisa.

El comentario de Simón, como venía diciendo, no es aislado. En mi búsqueda de ejemplos similares que reflejan la visión generalizada que tiene la sociedad de la mujer enfermera, he podido constatar diversos estereotipos negativos.

Por un lado, está la obsesión que tiene la sociedad con los disfraces de la enfermera sexualizada que salen a la luz cada año por carnaval, que como enfermeras no nos hace ningún favor y engañan a la sociedad sobre nuestra realidad.

Y por otro lado está la idea bastante anticuada, en pleno siglo XXI, de cuál es el uniforme que llevamos a lo largo de la jornada laboral: cofia y falda incluida. Desde el Consejo de Enfermería Española ya se encargaron de denunciar al Ministerio de Sanidad por un vídeo publicado el 23/4/2017 sobre la campaña de vacunación donde aparecía el dibujo de una enfermera con su cofia y falda, ya que representa una imagen denigrante, machista y sexista de la profesión. Una de las noticias que más me impactó sobre la vestimenta de las enfermeras fue la que explica la historia de Jessica Anderson. Resulta que en 2019 esta enfermera quiso escribir su nombre en el libro Guinness convirtiéndose en la persona más rápida en completar la Maratón de Londres vestida como cualquier profesional de nuestro ámbito. Lo consiguió, pero el jurado del libro de los récords no quiso otorgarle el premio, ya que consideró que Anderson no iba vestida con el “verdadero” uniforme de enfermera (cofia, falda y delantal). Dejando de lado la falta de actualización de conocimientos de la organización sobre uniformes y complementos varios de las enfermeras hoy en día, dudo mucho que con la vestimenta que pretendían que llevara la corredora alguno de los miembros de los Guiness World Record hubiera podido hacer ni medio metro.

En el mundo de la cultura, la representación de la enfermera tampoco se queda corta. Un ejemplo es la obra de teatro “La Última Tourné” del director Félix Sabroso estrenada en octubre de 2020, en la que una de las actrices representaba una enfermera con un vestido ceñido y con cofia. El autor intentó aplacar las críticas que lo tildaban de machista y sexista afirmando que el atuendo de la protagonista llegaba hasta las rodillas y le tapaba hasta los codos; una justificación a mi parecer un poco pobre y en la fina línea de la burla. Les invito a que busquen imágenes sobre la obra y juzguen por ustedes mismos.

Otro ejemplo es la canción “Síndrome de Estocolmo” de Melendi, donde es fácil hacerse una vaga idea de cuál es el concepto que tiene el cantante asturiano de las enfermeras. “La hija de dos borrachos que solo pudo ser enfermera”, dice el artista. Me pregunto qué experiencias habrá vivido el cantante como para tener esta opinión de las enfermeras.

También es palpable el machismo hacia nuestro trabajo en las series de televisión o películas sobre ambientes hospitalarios. Resulta que el colectivo enfermero está representado mayoritariamente por enfermeras mujeres, subordinadas al médico (generalmente hombres), y con frecuencia solo se muestra nuestra vida sentimental y privada como si las tareas que desarrollamos profesionalmente no tuviesen suficiente interés. He visto Anatomía de Grey algunas veces más de lo que me gustaría admitir: recuerdo una escena en la que un médico le comenta a una doctora de forma despectiva (sin saber si era médico o no) que, por su insistencia en repetir una prueba al paciente, seguro que era solo una simple enfermera. Seguramente si hubiera sido un hombre el de la insistencia, este hecho hubiera estado bien visto. Es más, probablemente esta parte se habría omitido del guion.

Supongo que algunos dirán que estos ejemplos no son tan graves, ya que son simples representaciones artísticas, que no hay para tanto. El problema es que en el periodismo también encontramos ejemplos de este machismo que envuelve a las enfermeras y su profesión. El periodista Arcadi Espada, en su artículo “El sueldo mísero de las enfermeras” publicado en El Mundo el 10 de diciembre de 2017, banalizó y depreció el trabajo que desarrollamos las enfermeras al compararnos con la prostitución y afirmar que son dos oficios que se parecen mucho. Esto me hizo reflexionar y me hizo llegar a la conclusión que sería bueno que en las escuelas se enseñaran las tareas que llevan a cabo las enfermeras en un hospital o centro sanitario. Así se podrían evitar este tipo de comentarios, sin ningún fundamento y degradantes. Me pregunto, si Espada tendría esta visión de las enfermeras si la mayoría de los profesionales fueran hombre, ¡Lo dudo!

Otro ejemplo es la entrevista en el diario Información de Alicante al Dr. Pedro Cavadas en mayo de 2021, en que definió que ser médico, entre otras cosas, era “tirarse a enfermeras”. En este tipo de comentarios se puede palpar la jerarquía y subordinación que a algunos les gustaría ver entre médicos (hombres) y las enfermeras (mujeres).

Son solo algunos ejemplos. Es por ello por lo que considero importante que ante bromas, chistes o visiones sesgadas de nuestra profesión tengamos la piel finísima y nos acostumbremos a denunciar y alzar la voz. Pese a que habrá quien diga que los anteriores ejemplos son pocos e inofensivos, son las bases que marca la construcción de nuestra profesión. Como enfermeras y mujeres nos toca vivir situaciones denigrantes y sabemos que el sexismo hacia la Enfermería es el pilar en el que se sustentan esas agresiones.

Y para ir acabando, me gustaría hacer una revelación que quizás es chocante para la sociedad o para los hombres que nos ven como meros objetos con falda y cofia, atención: ¡las enfermeras y enfermeros vestimos con uniformes que de “sexis” no tienen nada, no llevamos gorros de siglos pasados y usamos pantalones! Y aún hay más: esta no es solo una profesión de mujeres, por suerte, la tendencia es que cada vez hay más hombres que se quieren dedicar a la Enfermería. No somos secretarias del médico, trabajamos en equipo y cada cual lleva a cabo sus tareas y tiene sus responsabilidades. Nos formamos y ejercemos nuestra profesión basándonos en criterios científicos, merecemos ser tratadas como profesionales, no en función de nuestro sexo.

Referencias:

https://www.abc.es/sociedad/abci-enfermeras-indignadas-esta-frase-fernandosimon-no-preguntaba-si-eran-infecciosas-veia-despues- 202011011859_noticia.html

https://www.ccma.cat/324/neguen-el-guinness-a-latleta-mes-rapida-vestidadinfermera-per-no-dur-faldilla/noticia/2920388/

https://www.youtube.com/watch?v=JA5ik9JyUU4&feature=emb_title

Artículo “El sueldo mísero de las enfermeras” de Arcadi Espada https://www.elmundo.es/opinion/2017/12/10/5a2c32b9268e3ec2618b4692.html

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