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Unos 70.000 españoles dependen de una bolsa de ostomía para evacuar sus desechos orgánicos a causa de un tumor, enfermedad de Crohn, diverticulitis, peritonitis u otros problemas del aparato digestivo. El temor a las fugas, el aislamiento social y el deterioro de la piel donde se practica el estoma –una abertura al exterior en la pared abdominal- condicionan la vida de la mayor parte de los pacientes. Al desconocimiento, rechazo social, alteración de la propia imagen e inseguridad se suman en estos pacientes temores a las fugas, infecciones, dermatitis, aislamiento social, ansiedad o trastornos psicológicos severos, problemas acentuados cuando el paciente no recibe la ayuda y el asesoramiento necesario. Y, a día de hoy, miles de ellos no tienen acceso a dicho asesoramiento en el sistema sanitario representado, por ejemplo, en enfermeras expertas en estomaterapia. |
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