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La gestión de casos en enfermería, una gran desconocida

La enfermera gestora de casos –o de enlace, que también se denomina en algunos servicios de salud– no es algo nuevo, pero sí una gran desconocida, incluso dentro de la propia profesión. Aunque se trata de una figura que no está presente en todas las comunidades autónomas, Canarias ya realizó el primer proyecto piloto para su incorporación en el año 1994. Sin embargo, a día de hoy, es Andalucía la región que más desarrollado tiene el modelo de gestión de casos, implantado en todo el sistema público andaluz en 2002, como desarrollo de su Plan de Apoyo a las Familias Andaluzas.

El envejecimiento poblacional, la cronicidad compleja, el incremento de la dependencia, la disminución de la red de apoyo informal, la utilización inadecuada de los servicios de salud, son factores que están generando nuevos retos en la atención sanitaria, a lo que se suma las quejas por la fragmentación en la atención que plantean los propios pacientes con necesidades complejas.

Para María Madrazo Pérez y Blanca Torres Manrique, profesoras de “Gestión de los Servicios de Enfermería” de la Escuela Universitaria de Enfermería "Casa de Salud Valdecilla" de la Universidad de Cantabria, precisamente para afrontar esa fragmentación, es por lo que surge en Estados Unidos, en los años 70, el Case management o gestión de casos, definido por la American Nurses Credentialing Center (ACNN) como “proceso de colaboración sistemático y dinámico para proveer y coordinar servicios sanitarios a una población determinada. Es decir, un proceso participativo para facilitar opciones y servicios que cubran las necesidades del paciente, al mismo tiempo que reduce la fragmentación y duplicación de servicios, mejorando la calidad y costo‐efectividad de los resultados clínicos".

En nuestro país, aunque con salvedades, pues dependen de cada comunidad autónoma, se entiende la gestión de casos como una práctica avanzada de cuidados desarrollada por la enfermería. Para José Alejo Ortegón, enfermero gestor de casos en el Hospital Comarcal Infanta Margarita de Cabra (Córdoba), supone “un proceso de colaboración para satisfacer las necesidades de salud de personas con elevada complejidad clínica y/o necesidades de cuidados, así como de su entorno cuidador”. Así, también “se entiende por práctica avanzada –añade- la capacidad de ejercer liderazgo clínico y prestar cuidados de alta calidad y gran efectividad en la toma de decisiones”.

El Gobierno de Canarias, por su parte, establece que “el perfil profesional de las enfermeras comunitarias de enlace contempla los roles que le corresponden al profesional de enfermería como educador, investigador, administrador y proveedor del cuidado individual, familiar o colectivo. Por ello, debe estar formada en el cuidado a las personas mayores dependientes y sus cuidadoras, en la gestión del caso y en la coordinación de recursos”.

Funciones

De estas definiciones se extrae la conclusión de que las funciones de estos profesionales son muy heterogéneas. Actúan en distintos ámbitos: atención domiciliaria, centro de salud, servicios sociales, atención especializada… y como gestores son los responsables del plan de cuidados, coordinan el trabajo de otros profesionales, y participan en la distribución de recursos asistenciales y sociosanitarios. A la vez que sirven de apoyo al cuidador no profesional, considerado también como población diana de los servicios sanitarios. Todo ello con plena autonomía profesional.

Las profesoras María Madrazo Pérez y Blanca Torres Manrique han realizado una clasificación de estas funciones resumidas en la foto contigua.
En todo el proceso asistencial, la enfermera gestora de casos se convierte, así, en el referente de los pacientes que tiene a su cargo, desde la selección de los mismos, a la gestión integral de sus citas en un único acto, el apoyo y asesoramiento durante la hospitalización, dietas de acompañante, talleres de aprendizaje para el cuidador familiar, plan de cuidados al alta, seguimiento telefónico, o incluso la gestión de los servicios sociales de apoyo: teleasistencia, fisioterapia, atención a la dependencia…

Ventajas de la gestión de casos

La gestión de casos ofrece ventajas no sólo a los pacientes a quienes va dirigida, sino también a profesionales y gestores sanitarios.
Para José Alejo Ortegón, “mejora la activación de proveedores de servicios relacionados con el trabajo social, la fisioterapia y rehabilitación de los pacientes crónicos complejos; disminuye la carga de la persona cuidadora significativamente a los 12 meses de intervención, medido a través del Índice de Sobrecarga de la Cuidadora Zarit; mejora el manejo del régimen terapéutico del paciente a los 6 y 12 meses de intervención; y, disminuye significativamente la frecuentación del centro de salud por las personas cuidadoras”.

Pero además, tal y como explica Gloria Verdoy en su Propuesta Organizativa para Atención Primaria en Navarra, “para los profesionales enfermeros es una oportunidad de dar a conocer la labor que realizan (en ocasiones oculta) y potenciar su rol autónomo, sus cualidades como profesional sanitario y mejorar la visión social de la enfermería. Mejora el sistema de registros, la monitorización, evaluación y uso de los datos obtenidos para futuros trabajos de investigación”. Además, –añade- “mejora la relación coste/efectividad, ya que minimiza la fragmentación de los cuidados, optimiza la coordinación de las actividades y se evitan la duplicidad de servicios y pruebas”.

Mucho más que gestión de casos

Por ello, la gestión de casos se perfila como el modelo más adecuado para la atención de pacientes crónicos, con altas demandas de atención y consumo de servicios sociosanitarios, rompiendo niveles asistenciales. Así al menos está contemplado en la Estrategia para el Abordaje de la Cronicidad en el SNS, publicada por el Ministerio de Sanidad en 2012.

Pero para el Consejo General de Enfermería, se entiende esta gestión como un embrión de lo que debería ser la gestión clínica. Su presidente, Máximo González Jurado, explica que “nosotros entendemos la gestión clínica como un modelo asistencial, integrador, colaborativo y multidisciplinario, que busca la mejora de la eficiencia y la calidad a la práctica clínica. El envejecimiento demográfico y la cronicidad nos obligan a realizar una reforma sanitaria profunda que implante un nuevo modelo de gestión que oriente la actividad hacia el proceso asistencial y a la atención integral de salud del paciente, evitando así el fraccionamiento y la simple superposición entre procesos asistenciales atendidos por distintos titulados o especialistas”.

Un nuevo modelo que exigirá la necesaria normativa legal que permita la creación, constitución, financiación y estructura de las denominadas unidades de gestión clínica que, necesariamente, deberán garantizar la participación de los enfermeros. Pues como afirma González Jurado, “no tenemos que olvidar que la enfermera contempla un entorno centrado en la persona y sus necesidades y no en la enfermedad. Es por ello que promueve la autonomía como pilar para la recuperación funcional y su reincorporación a la comunidad, promueve mayor bienestar, minimiza el sufrimiento del paciente y de su familia, fomenta la toma de decisiones compartidas y asegura la continuidad de la atención, contribuyendo, así, a un sistema de salud mucho más eficiente”, verdadero leitmotiv de este modelo.

 

Gema Romero