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La mujer, la víctima preferida del ictus

La mayoría de los factores de riesgo de ictus son compartidos entre hombres y mujeres, pero ellas, además, tienen otros adicionales, propios por su condición de mujer y que están relacionados con las hormonas, la salud reproductiva, el embarazo, el parto y otros rasgos de género. Y sin embargo, hasta ahora no existía una guía específicamente dirigida a ellas con recomendaciones para identificar y reducir los factores de riesgo de accidente cerebrovascular. Han sido los investigadores de dos importantes organismos norteamericanos -la American Heart Association (‘Asociación Americana del Corazón’) y la American Stroke Association (‘Asociación Americana del Ictus’)- los que han dado respuesta a esta necesidad al crear la “Guía para la Prevención del Ictus en Mujeres”.

Las cifras del ictus femenino

Que ellas son más proclives a sufrir un ictus que los hombres queda demostrado por las estadísticas que recuerda Louise McCollough, profesora especialista en Neurología y Neurociencia de la Universidad de Connecticut y coautora de la guía: “El ictus es la tercera causa de muerte entre las mujeres, y la quinta en los hombres. Cada año fallecen a causa de accidente cerebrovascular unas 425.000 mujeres, 55.000 más que hombres. Además, ellas suelen tener una calidad de vida peor tras el ictus”, explica McCollough a Diario Enfermero. Y esto es así porque, entre otras cosas, al tener una esperanza de vida mayor, muchas de ellas ya son viudas cuando sufren el ictus y viven su recuperación en soledad. "Las mujeres sufren más ictus que los hombres y el ictus mata a más mujeres que hombres. Una de cada cinco mujeres sufre un accidente cerebrovascular en algún momento de su vida", recalcan desde la American Stroke Association.

Los datos concretos de nuestro país nos los proporciona Almudena Santano, enfermera y jefa de área de Urgencias y Críticos del Hospital Gregorio Marañón de Madrid: "El ictus cerebral constituye la segunda causa de mortalidad en nuestro país (primera en la mujer) y es el principal responsable de invalidez en el adulto. A pesar de que en los últimos años ha tomado especial relevancia el control de los factores de riesgo vascular, el aumento de la edad de la población justifica el incremento de la incidencia y prevalencia del ictus cerebral", explica.

Por todo esto, los científicos consideran que, ahora más que nunca, es esencial reconocer que las mujeres están en una situación de mayor riesgo que los hombres y poner en marcha las estrategias de prevención adecuadas: “Esperamos que la guía sea útil sobre todo para los sanitarios de Atención Primaria –enfermeros incluidos, por su importante papel en la detección de los síntomas y en la labor de información al paciente-, obstetras y neurólogos”, explica la profesora McCollough.

La enfermera Almudena Santano detalla más sobre el papel de su colectivo en la atención a pacientes con ictus: "Como enfermeros  debemos participar y realizar intervenciones dirigidas tanto a la enseñanza de estilos de vida saludables como a la detección de factores de riesgo, y facilitar así una prevención secundaria adecuada con el objeto de contribuir a su salud y capacitar en el autocuidado. Es en este sentido que debemos dirigir nuestras intervenciones a toda la población y en especial, a la población femenina tanto en edades tempranas como en edades avanzadas haciendo hincapié en los aspectos que se pueden mejorar".

Pautas de prevención

Las principales recomendaciones recogidas en la guía son las siguientes:

  • Las mujeres que antes del embarazo ya contaban con un historial de presión arterial elevada deberán ser tratadas con dosis bajas de aspirina y/o suplementos de calcio para reducir los riesgos de preeclampsia
  • Las mujeres que padecen preeclampsia ven multiplicado por dos el riesgo de ictus y multiplicado por cuatro el riesgo de padecer presión arterial alta a lo largo de su vida, por lo tanto, la preeclampsia debe ser reconocida como un factor de riesgo mucho después del embarazo. De la misma manera, es necesario erradicar de manera temprana otros factores de riesgo como el consumo de tabaco, el colesterol alto y la obesidad.
  • Debe considerarse la posibilidad de tratar con medicación específica a las mujeres embarazadas cuya presión arterial se encuentra en niveles moderadamente elevados, mientras que aquellas que han pasado al siguiente nivel y ya la tienen muy elevada deben ser tratadas inmediatamente.
  • Las mujeres deben ser monitorizadas para detectar posibles casos de elevada presión arterial antes de tomar píldoras anticonceptivas, porque la combinación eleva los riesgos de accidente cerebrovascular.
  • Las mujeres que padecen migrañas con aura deben dejar de fumar para evitar que los riesgos se multipliquen.
  • Las mujeres mayores de 75 años deben ser monitorizadas para detectar riesgos de fibrilación auricular, ya que también está ligada a los riesgos de sufrir un ictus.

Lo relevante de las recomendaciones de los expertos es que basan en trastornos que aparecen con mayor frecuencia en mujeres (presión arterial alta, migraña con aura, fibrilación auricular, diabetes, depresión y estrés emocional). Por no hablar de elementos como las píldoras anticonceptivas o el embarazo que, como es evidente, constituyen riesgos únicos para ellas. “La gran novedad de esta guía– dice McCollough- no es sólo que sea la primera enfocada en exclusiva en ellas, es que hasta ahora no se había incidido de esta manera en factores de riesgo como el tabaco, el colesterol alto o la obesidad”. Todos ellos están resumidos de manera visual en esta infografía.

Consejos universales

¿Son extrapolables los resultados obtenidos en Estados Unidos al resto del mundo? ¿Pueden todas las mujeres seguir estas recomendaciones? La profesora McCollough cree que sí: “Todos los consejos han sido cuidadosamente estudiados y están basados en las evidencias científicas más sólidas. Los datos que hemos empleado para llegar a nuestras conclusiones proceden de trabajos desarrollados en distintos lugares del mundo, por lo tanto las recomendaciones son válidas para todas las mujeres, independientemente de dónde vivan. Evidentemente, hay especificidades por raza y procedencia que pueden haber producido alguna desviación en nuestro estudio. Las muestras más amplias se han recogido en Estados Unidos, China y Europa”.

La experta recuerda además que existen todavía algunos mitos por desterrar respecto al ictus en mujeres, especialmente el de la edad: “Es necesario controlar la presión arterial de las mujeres jóvenes, porque está dentro de los factores de riesgo. Cada vez vemos más casos de diabetes, hipertensión y obesidad en mujeres jóvenes, de entre 40 y 50 años, y sin embargo los procedimientos no evalúan estos riesgos de manera efectiva hasta los 54. Por eso insistimos tanto en que el accidente cerebrovascular no sólo afecta a las mujeres mayores, y en que las estrategias de prevención deben empezar desde que son jóvenes, desde que entran en la edad fértil”, explica.

 

Ana Muñoz