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Opinión: El Estatuto Marco y las Comunidades Autónomas

Estamos acostumbrados a que el Gobierno gobierne a base de leyes, decretos, órdenes, resoluciones, etc. Hasta ahí nada que objetar, pero ¿para quién gobiernan las Comunidades Autónomas? Cómo puede ser que algo que se deja al libre albedrío de sus gobernantes, duerma el sueño de los justos y se pudra en una transitoria sin que nadie haga nada, sin que nadie esté al tanto o pendiente de ello para cambiarlo. Cómo puede ser que ningún “parlamentario” autonómico o funcionario lo promueva, aunque sea por el mero hecho de terminar el trabajo para el que tú eres competente.

Me estoy refiriendo a  su transitoria sexta en la que no deroga  el Estatuto de personal  sanitario no facultativo de la Seguridad Social en tanto se procede a su regulación por cada servicio de salud, las categorías de personal estatutario y las funciones de cada categoría.

Quién iba  a pensar que las Comunidades Autónomas hicieran dejación de sus funciones y  que nunca regularían las categorías profesionales y las funciones  sus Servicios de Salud. Esos que tanto quieren a las enfermeras y tanto las alaban cuando, en sus encuestas, los pacientes nos otorgan una nota alta con la que sus consejeros y gerentes sacan pecho.

Quién iba a pensar que académicamente somos un Grado, es decir una “Licenciatura” de la misma época del anacrónico Estatuto de personal  sanitario no facultativo de la Seguridad Social por el que se nos juzga o se nos sanciona.

Qué prisa corre hacer justica con una profesión que sostiene el Sistema Nacional de Salud y cuando hay una crisis se la diezma para cumplir con los recortes en el ámbito sanitario.

Parece ser que ninguna, no está en la agenda política. Es triste y decepcionante, pero es una realidad que no dice mucho de los políticos/as de las comunidades que gobiernan, o mejor dicho, que nos desgobiernan y que no sirven a sus conciudadanos. 

Pero tampoco dice mucho de nuestros diputados y senadores capaces de aprobar leyes que, objetivamente, no aprobarían si se las tuvieran que aplicar a sí mismos, como ciudadanos o como profesionales afectados por las mismas.

No es que estemos hartos, es que estamos cansados de tanto legislador incompetente a los que habría que exigirles responsabilidades por su mala praxis. Hartos de que se mantenga a la profesión enfermera rehén de un estatuto que debería avergonzar a nuestros diputados y senadores. Hartos de avanzar a trompicones y sin planificación, hartos de un país que no planifica, que no prueba nuevos sistemas, que no cree en sus enfermeros.


Fidel Rodriguez

Presidente de la Sociedad Española de Enfermería Familiar y Comunitaria