El Consejo General de Enfermería aplaude la enorme labor que han realizado los profesionales durante estos ocho meses en lo que a vacunación se refiere y la que siguen llevando a cabo otros miles de compañeros en la lucha frente a frente contra el coronavirus.
“Sin duda, nuestras enfermeras han sido y siguen siendo un ejemplo a seguir en todo el mundo. Tras meses exhaustas atendiendo a pacientes COVID-19, se pusieron al frente de la vacunación masiva en toda España y han logrado números de récord, llegando a inocular casi 800.000 dosis en un solo día. A todas aquellas profesionales que han estado durante los últimos ocho meses en los centros de vacunación, pero también a los que han seguido combatiendo el virus en los hospitales, centros de salud o sociosanitarios, debemos darles todo nuestro agradecimiento y apoyarles incondicionalmente. También a aquellas que, más allá del virus, han seguido ayudando y dando respuesta a todas las necesidades asistenciales que tiene la población como los pacientes crónicos, accidentes cardiovasculares, oncología, urgencias de todo tipo, ginecología…”, afirma Florentino Pérez Raya, presidente del Consejo General de Enfermería.
A pesar de que la inmunidad de rebaño no se logrará actualmente con el 70% que se dijo en un principio debido a las nuevas variantes del virus, España ha alcanzado una cifra importantísima de vacunación frente a otros países de su entorno. Este porcentaje debe seguir aumentando y, a la vez, la población ya vacunada debe seguir cumpliendo con las medidas de salud como la mascarilla y la distancia física. “Es imprescindible que todos entendamos que la vacuna no frena el contagio, sino que minimiza los riesgos de enfermedad grave. Aun así, no tiene una efectividad del 100% y es evidente que, aun vacunados, podríamos llegar a sufrir el COVID-19 en su forma más cruel”, explica Pérez Raya, que destaca que “debemos ser conscientes de que el porcentaje de ingresados con la pauta completa es muchísimo menor que aquellos que no se han vacunado o todavía no tienen la segunda dosis”.
De la misma manera opina José Antonio Forcada, presidente de la Asociación Nacional de Enfermería y Vacunas (ANENVAC), que recuerda que ninguna vacuna tiene una efectividad del 100%. “Tendremos que alcanzar tasas de cobertura mucho más altas. En el mejor de los casos, tendríamos que vacunar entre el 90 y el 95% de toda la población. Incluso es posible que ni con ese porcentaje se alcance la inmunidad de grupo”, explica.
Hospitales, centros de salud, estadios de fútbol, salas de conciertos, polideportivos… Las enfermeras han tenido que adaptar su día a día y trasladarse hasta lugares muy diferentes para hacer viable esta vacunación masiva. Pero además del mero gesto de la administración, los profesionales de enfermería son clave en todo el proceso vacunal: antes, durante y después. “Antes de vacunar hay que entrevistar y analizar las condiciones de salud de base del paciente, así como saber manipular y preparar las dosis. Las enfermeras estamos muy formadas en este campo. Después de la inoculación nuestra labor no termina. Entonces hay que estar alerta –y registrar– cualquier posible reacción adversa al virus atenuado o al ARN modificado, según la vacuna que reciba el ciudadano. Las enfermeras estamos preparadas para actuar ante una emergencia que podría darse como consecuencia de la vacuna o cualquier percance que pudiera sufrir cualquiera de las personas que aguardan su turno”, apunta el presidente de las 325.000 enfermeras de España.
En este sentido, Pérez Raya quiere hacer un llamamiento a las administraciones porque es la hora de apostar de verdad por la enfermería. “Han estado en todos los momentos clave de la pandemia, han doblado turnos e incluso les han quitado vacaciones. Nadie ha tenido ninguna duda de que esta crisis se frenaba unidos, pero ahora son los gobiernos, tanto el central como los autonómicos, los que deben recompensar todo ese esfuerzo. España, a pesar de jugar en los primeros puestos de la liga de la vacunación, es uno de los países con la ratio enfermera/paciente más baja de Europa. Ya no podemos consentir esto más. Se ha demostrado que la Sanidad no funciona sin enfermeras y necesitamos que se haga una apuesta clara por contratar y mejorar las condiciones de estas”, puntualiza.
El presidente de ANENVAC también se encuentra en sintonía con estas palabras y afirma que “las administraciones elogian mucho el trabajo realizado, pero estos elogios no nos sirven de nada y necesitamos aumentar mucho el número de enfermeras para tener una Sanidad de calidad y poder ofrecer a todos los usuarios la atención que demandan”. “Necesitamos un sistema sanitario público de calidad, que sea el eje de la sanidad nacional”, apunta Forcada.
Además de este proceso de vacunación, las enfermeras en general, pero sobre todo las de Atención Primaria, tienen también una labor esencial a la hora de que la población confíe en los tratamientos y, sobre todo, en vacunas de nueva creación como esta. “La mayoría de la población confía enormemente en la ciencia y en la investigación, pero hay una pequeña parte que puede negarse a recibir los tratamientos, entre ellos las vacunas. Y nosotros tenemos un papel fundamental en lo que se refiere a la concienciación y a la educación en salud. Recibimos formación durante toda nuestra trayectoria para el abordaje de distintos problemas de negación de tratamiento. Sobre todo, aprendemos a gestionar las dudas de los pacientes y debemos saber comunicar las ventajas de, en este caso, las vacunas. No se trata de obligar, sino de concienciar y de que la población comprenda la necesidad de confiar en tratamientos ampliamente probados como esta vacuna”, apunta Pérez Raya.