La sobrecarga de trabajo y la formación de las enfermeras afectan a la supervivencia del paciente

La contención del gasto sanitario en muchos países de Europa es una realidad a pesar de que se arriesgue la calidad y la seguridad de los pacientes. Actuar sobre los hospitales es uno de los pilares de cualquier política para mitigar lo que nos cuesta la sanidad y la enfermería es un “blanco fácil”, ya que resulta sencillo lograr una reducción del gasto prescindiendo de profesionales. Prefieren hacer eso en lugar de apostar por la eficiencia y la mejora de los procedimientos, algo que siempre daría resultados a más largo plazo. Y sin embargo, esa opción de reducir al mínimo el personal de enfermería puede tener consecuencias muy graves para los pacientes cuando los enfermeros que quedan en el centro afrontan una carga de trabajo excesiva.

En España, cada enfermera está al cuidado de 13 pacientes En España, cada enfermera está al cuidado de 13 pacientes

Un nuevo estudio, publicado en el último número de la prestigiosa revista The Lancet refleja que los pacientes tienen más riesgos de fallecer después de pasar por procesos quirúrgicos comunes si están ingresados en hospitales donde las enfermeras asumen una gran carga de trabajo y hay menos personal con una titulación universitaria, ya que hay muchos países donde la enfermera no ha recibido la misma formación que se imparte en países como España.

Más de 420.000 pacientes

La investigación ha recogido datos de más de 420.000 pacientes de 300 hospitales de nueve países europeos –incluido España- y entre sus conclusiones destaca que por cada paciente extra que se añade a la carga de trabajo de un enfermero o enfermera las posibilidades de que un paciente muera en el mes posterior a la cirugía se incrementan un 7 por ciento. Por otra parte, elevar un 10 por ciento el índice de enfermeros con un título universitario se asocia a un descenso del riesgo de muerte también de un 7 por ciento.

Los autores del estudio, liderados por Linda Aiken, de la Escuela de Enfermería de la Universidad de Pennsylvania (Estados Unidos), resaltan que de la reducción del personal de enfermería deriva un riesgo directo para los pacientes y que se debe hacer mucho más énfasis en la necesidad de la formación universitaria para las personas que van a trabajar en enfermería.

La propia Aiken, en declaraciones exclusivas para Diario Enfermero y la revista Enfermería Facultativa, valora la situación de nuestro país. “España es líder en Europa en formación universitaria de la enfermería, muchos otros países miran a España como ejemplo de cómo canalizar la profesión a través de los estudios universitarios. La excelente preparación de las enfermeras de este país ha ayudado a mantener la calidad en la atención a los pacientes. Sin embargo, nuestra investigación revela que España tiene también la peor ratio enfermera/paciente de los nueve países analizados –Bélgica, Inglaterra, Finlandia, Irlanda, Países Bajos, Noruega, Suecia y Suiza- con 12, 7 pacientes por cada enfermera, frente a las cifras de países como Irlanda y Noruega, con 6,9 y 5,2 respectivamente. La media europea es de 8.

“En algunos centros sanitarios españoles –añade Aiken- hay enfermeras que se enfrentan al cuidado de 18 pacientes de forma simultánea, a ese nivel no se garantiza la seguridad. Nuestra investigación pone de manifiesto que no tienen suficiente tiempo para atender a cada enfermo. Por consiguiente, la reducción de las plantillas en un país que ya tenía un pobre ratio entre pacientes y enfermera es probable que se traduzca en muertes evitables y costosas complicaciones para los pacientes, como las infecciones”.

De hecho, el estudio recuerda que, en Estados Unidos, cada dólar invertido en mejoras en la plantilla de enfermería tiene un retorno estimado de 0,75 dólares en inversión directa en el hospital, eso sin contar los intangibles beneficios colaterales.

Formación universitaria en otros países

El trabajo arroja otros datos que pueden sorprender en el contexto de la enfermería española y su situación privilegiada en el ámbito académico, como es el hecho de que en países de gran nivel de desarrollo como Suiza o Inglaterra sólo el 10 por ciento de los enfermeros -o el 28 en el caso británico- sean graduados o diplomados en enfermería.

De acuerdo con Aiken, “nuestros datos sugieren que existe un reto por delante, el de cambiar esa creencia tan extendida de que la experiencia del enfermero es más importante que su formación”.

En un comentario sobre el artículo de Aiken, publicado también en The Lancet por Alvisa Palese, de la Universidad de Udine (Italia) y Roger Watson, de la de Hull en Reino Unido, aseguran que “este estudio proporciona evidencias en favor de la necesidad de un adecuado ratio paciente/enfermera y también proporciona apoyo a la educación de postgrado para enfermeras. Si estos resultados se utilizan para la elaboración de políticas de atención de la salud o la forma en que se aplican en la práctica va a ser interesante. Sin embargo, tememos que la evidencia aquí no será puesta en práctica por considerarse necesaria, sino que más bien se considerará algo demasiado caro para tomar medidas en este sentido”.

“Por este estudio se consolida la cantidad creciente de pruebas en distintas regiones del mundo, y confirman lo que las enfermeras ya saben que la calidad de la formación de enfermería y los niveles de personal seguros influyen directamente en la supervivencia de los pacientes”, dice Judith Shamian, presidenta del Consejo Internacional de Enfermeras (CIE).  “Aun cuando este estudio se realizó en Europa, las lecciones aprendidas son similares a los resultados hallados en otros países y aplicables en todos los países y en todos los contextos.  El CIE hace un llamamiento a todas las asociaciones de enfermería para que empleen este estudio para conseguir el apoyo de sus ciudadanos e influir de manera colectiva en sus administraciones con el fin de lograr que se disponga de un personal de enfermería, en número suficiente, bien cualificado y bien cuidado”.

David Ruipérez

Contenido revisado en Marzo de 2024.
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