Para realizar el estudio, que se ha publicado en la revista Plos One, se analizó a 233 mujeres embarazadas que no fumasen y viviesen en Nueva York y se estudió a sus hijos desde que nacieron hasta la niñez.
Los investigadores midieron los niveles de exposición materna a los HAP utilizando las moléculasde HAP-ADN (indicadores de problemas en la reparación del ADN en las células) en la sangre materna obtenida en el parto y la exposición de los niños se midió por metabolitos de HAP en la orina desde los tres a los cinco años. “Los resultados son preocupantes porque los problemas de atención influyen en el rendimiento escolar, las relaciones sociales y el rendimiento en el trabajo”, afirma Perera.
La vinculación entre la exposición a la contaminación con la probabilidad de sufrir TDAH no se explica completamente en los resultados de la investigación, pero en el documento se enumeran varias posibilidades, incluyendo la interrupción del sistema endocrino, el daño del ADN, el estrés oxidativo y la interferencia con factores de crecimiento de la placenta, provocando una disminución en el intercambio de oxígeno y nutrientes.
Además de la contaminación, Frederica Perera destaca que hay otros muchos factores genéticos y ambientales que pueden contribuir a potenciar este trastorno en la infancia, como es la exposición al humo del tabaco.
10% de los niños
Según los Centros para el Control de Enfermedades de Estados Unidos, alrededor del 10% de los niños padecen uno de los tres tipos de TDAH (falta de atención, en los que los niños tienen dificultades para concentrarse y se distraen con facilidad; hiperactivo e impulsivo, o una combinación de ambos). Los resultados de esta investigación pueden conducir a la prevención de estos problemas, lo que supondría una ventaja sobre el ciclo vital de la enfermedad.
“Los padres deben mejorar esta situación intentando esforzarse para reducir la contaminación del aire que va a respirar la madre y reducir la limitación de las fuentes de emisiones de HAP dentro de sus hogares”, cuenta Perera, quien reconoce que es complicado limitar las exposiciones a fuentes exteriores de HAP, pero hay que evitar zonas con mucho tráfico tanto como sea posible.
Sin embargo, la principal autora de la investigación reconoce que la única manera de garantizar un aire limpio y saludable es el compromiso de los políticos encargados de la responsabilidad de proteger la salud pública. “Las madres también deben limitar la exposición al aire contaminado y utilizar una ventilación adecuada durante el embarazo”, resalta.
Ángel M. Gregoris