Las úlceras por presión suelen afectar a talones, cadera y coxis de pacientes postrados en la cama o que sufren movilidad reducida. Conocidas popularmente como “llagas” o “úlceras”, son lesiones que afectan a la piel e incluso transcienden a ésta, a nivel de hueso o músculo, y están originadas por el roce prolongado del tejido. Los últimos datos aportados por el Grupo Nacional para el Estudio y Asesoramiento en Úlceras por Presión y Heridas Crónicas (GNEAUPP) revelan que se trata de un problema de salud que afecta a personas mayores (84%), pero también a otros grupos de edad más jóvenes como aquellos con lesiones medulares o incluso neonatos ingresados.
Además, una cuarta parte de los diabéticos sufren de úlceras en la piel, en particular en la zona del pie, debido a la pérdida de la sensibilidad y la circulación en las piernas. De hecho, se calcula que más de 90.000 personas sufren al menos una úlcera por presión al día en España.
Despertar de las células
Los investigadores del Departamento de Ciencias Biomédicas de la Universidad de Sheffield descubrieron que el ultrasonido transmite una vibración a través de la piel, lo que “despierta” las células en las heridas que ayudan a estimular y acelerar el proceso de curación”, reduciendo además la probabilidad de infecciones.
Como explica el autor principal del estudio, Mark Bass “el uso de la ecografía despierta las células y estimula un proceso normal de curación. Dado que sólo estamos acelerando los procesos normales, el tratamiento no conlleva el riesgo de efectos secundarios que se asocian a menudo con los tratamientos farmacológicos”.
“Ahora que hemos demostrado la eficacia de la ecografía tenemos que ampliar la investigación” –añade – pues “hemos encontrado que la señal de ultrasonidos que utilizamos actualmente es eficaz, pero es posible que, al refinar el tratamiento, podamos mejorar sus efectos aún más”. “Dado que el ultrasonido está relativamente libre de riesgos, es posible que podamos ver su uso clínico en tres o cuatro años”, concluye.
Este estudio pionero se ha llevado a cabo en colaboración con la Escuela de Bioquímica de la Universidad de Bristol, el Grupo de Biología de la Herida del Instituto de Ingeniería de Reparación de Tejidos de Cardiff, y la compañía ortopédica, Bioventus LLC.
Gema Romero