En España, la tasa global de discapacidad se sitúa en el 8,5% de la población, con más de 600.000 personas con algún grado de discapacidad viviendo solas en su hogar. Además, la tasa de discapacidad, entre las más de 350.000 personas mayores que viven en residencias, sobrepasa el 92%. Todo lo cual supone una enorme responsabilidad y una carga diaria para los cuidadores de personas con problemas complejos de salud.
Por ello, este manual está “específicamente dirigido a los cuidadores familiares que son quienes atienden mayoritariamente a las personas mayores dependientes en sus domicilios y que tantas complicaciones y dudas tienen acerca del cuidado más adecuado”. Así lo explicaba el presidente de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología, José Antonio López Trigo, en la presentación del manual. El libro, elegido por la Dirección General de Dependencia de la Comunidad de Madrid “como una importante herramienta práctica para los cuidadores”, aborda todos los aspectos básicos del cuidado a personas mayores dependientes en el ámbito domiciliario. Entre los temas que aborda se incluyen las características que debe tener un cuidado de calidad: higiene, transferencias, alimentación…; el desarrollo de habilidades de comunicación, autonomía, incapacitación; e, incluso, el autocuidado de quien cuida.En total son 13 capítulos que, de forma divulgativa, formativa e informativa, recoge los cuidados que más inquietan y resuelve las dudas y dificultades más habituales de forma concisa y escueta.
El papel de la enfermería
La enfermera Eva Mª Sanz, con más de 15 años de experiencia en atención domiciliaria, ha participado activamente en el manual y muestra su preocupación por “el deterioro que puede sufrir el cuidador que está a cargo de la persona dependiente. En el libro describimos de forma muy gráfica las señales que revelan que el cuidador está apunto de claudicar. Muchas personas en esta situación presentan secuelas a nivel físico como falta de sueño, cansancio o empeoramiento de sus propias patologías. Desde el punto de vista psicológico, existe riesgo de sufrir ansiedad, depresión, así como de disminuir las relaciones sociales y, a veces, dejan de ver a sus amistades, de hacer deporte o planes de ocio. Hay que saber identificar esa sobrecarga de trabajo del cuidador”.
Desde el punto de vista sociológico, “el perfil del cuidador tradicionalmente es el de la hija o cónyuge alrededor de los sesenta años. Pero en los últimos años estamos viendo que por cambios en las estructuras familiares o por el impacto del desempleo en la población masculina, cada vez más hombres asumen el rol de cuidador”, añade.
Sanz recuerda que “la enfermera es clave en la valoración del grado de dependencia del paciente. Hay mucha gente que sólo necesita por nuestra parte una supervisión, pero ya cuando el enfermo tiene un grado de dependencia moderado se requiere ayuda con el aseo, el vestido o la alimentación. En este manual hemos buscado la sencillez en el lenguaje, la cercanía pero con rigor y evidencia científica”, concluye.
Gema Romero/David Ruipérez