La Ley establece que se tiene que estar en posesión del título de Grado para poder acceder al subgrupo A1 de la clasificación profesional del personal funcionario. Es decir, que un diplomado que no pase por los cursos que se imparten en algunas universidades se verá abocado al Grupo A2, una discriminación que pocos pueden entender cuando la propia Conferencia afirma que “las competencias profesionales de los Diplomados en Enfermería son las mismas que las que obtienen los nuevos Graduados en Enfermería”. Para el Consejo General de Enfermería esto “cercena los derechos de los diplomados, además de suponer una clara fractura de la profesión enfermera”.
La situación recuerda a la vivida hace 35 años cuando las Escuelas universitarias también intentaron establecer una distinción entre diplomados, de primera y ATS, de segunda. La oposición radical del Consejo General de Enfermería frenó estas intenciones y todos los enfermeros son diplomados. Ahora sobreviene la amenaza de crear de nuevo dos castas, la de los diplomados y la de los graduados, que son iguales en cuanto a sus atribuciones según la propia Conferencia Nacional de Directores de Centros Universitarios de Enfermería, pero no serán iguales a la hora de acceder a un puesto en la Administración, del grupo A1.
Redacción