Los investigadores revisaron sistemáticamente 19 estudios originales, con una participación total de más de 162.000 personas y un seguimiento superior a los cinco años y medio. Los resultados de su revisión muestran que la adherencia a la dieta mediterránea se asoció con una reducción del 21% en el riesgo de padecer diabetes. Esta reducción del riesgo fue incluso más pronunciada entre las personas con alto riesgo de enfermedad cardiovascular – entre quienes la prevención de la diabetes resulta especialmente crítica. El análisis mostró que los pacientes de este subgrupo redujeron casi un 27% el riesgo de padecer diabetes.
Tal y como explica este profesor de bioestadística y epidemiología nutricional, “la diabetes es una epidemia emergente y su relación con la obesidad, especialmente en la población occidental, es bien conocida. Tenemos que hacer algo para prevenir la diabetes y cambiar nuestra dieta puede ser un tratamiento efectivo”.
El número de casos de diabetes se ha duplicado en todo el mundo en los últimos 30 años y se ha relacionado con la creciente epidemia de obesidad. Las personas con diabetes tienen problemas para controlar su glucosa en sangre porque o no producen insulina, o no la usan apropiadamente. Si está descontrolada, la diabetes puede ocasionar complicaciones que incluyen ceguera, fallo renal, enfermedad cardiovascular y amputaciones.
Para Panagiotakos la dieta mediterránea, en particular, reduce el riesgo de diabetes al ayudar a proteger contra la obesidad. Recientes investigaciones han demostrado que seguir la tradicional dieta mediterránea se relaciona también con una pérdida de peso, reducción del riesgo de enfermedades del corazón y muertes relacionados, así como con disminución de la presión arterial y de los niveles de colesterol en sangre.
Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad
Desde 2010 la dieta Mediterránea es Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, pero realmente se trata de en una idealización de algunos patrones dietéticos de los países mediterráneos, especialmente España, Portugal, sur de Francia, sur de Italia, Grecia y Malta.
Para Almudena Santano, jefa del departamento de enfermería del servicio de urgencias y críticos del Hospital Gregorio Marañón de Madrid “la importancia de la dieta mediterránea radica en su variedad, fundamentado en el consumo de alimentos de origen vegetal (frutas, verduras, cereales, frutos secos y legumbres), la riqueza vitamínica, el consumo de aceite de oliva y con un aporte suficiente de proteínas, es por tanto un “estilo de vida” , que prioriza los alimentos frescos, de los productos lácteos (queso y yogur bajos en grasa ) , las carnes blancas y los huevos. “Destaca en ella –añade Santano- la adecuada proporción entre los nutrientes principales, la baja densidad energética y el bajo índice glicémico de los platos y su calidad nutricional óptima”. De hecho, la Fundación para la Dieta Mediterránea relaciona diez recomendaciones básicas de la dieta mediterránea, pero ¿realmente cumplimos con ella?
Para Almudena Santano las crecientes cifras de obesidad y diabetes en nuestro país parecen indicar que “existen dificultades y déficits de conocimientos, así como dificultades a la hora de practicarla. Esto es debido a situaciones como: necesidad de tiempo y planificación de la compra de productos y de la preparación de los mismos, debido al hecho de basarse en alimentos frescos”. Para esta enfermera experta en diabetes otra de las barreras es la “tradición”. “Los consumidores “etiquetan” algunos productos como poco apropiados o que engordan, tales como el pan o el aceite de oliva”.
Recomendaciones de la enfermería
La dieta, junto con el ejercicio físico, es fundamental en el tratamiento de la diabetes mellitus. Tal y como destaca Santano, “se considera incluso que tiene un efecto mayor que el uso de fármacos hipoglucemiantes. Si a esto se le suma el beneficio sobre otras enfermedades crónicas, es fundamental inculcar en la población buenos hábitos alimenticios”.
En este sentido, las enfermeras “como agentes de cambio, podemos inculcar en la población general los beneficios del binomio dieta y salud, y lo podemos realizar en nuestras consultas o visitas, o durante nuestra actividad hospitalaria”. “La enfermería dispone de distintas herramientas de educación para la salud, entre ellas tiene que introducir y fomentar la adherencia a la dieta mediterránea, incidir en su promoción, adaptándola al contexto cultural y gastronómico. Debemos incidir -concluye Santano- en el impacto positivo que tiene para su salud una buena nutrición, con la mejora de sus hábitos de alimentación”.
Gema Romero