Además de la capacidad de determinar qué situaciones son consideradas verdaderamente urgentes mediante el diagnóstico, este curso se complementa con el aprendizaje de las técnicas y procedimientos más innovadores para afrontar dichas situaciones. Mario López, profesor de la Escuela Internacional de Ciencias de la Salud, explica que “lo fundamental es transmitir a los alumnos que en situaciones de emergencia se diluyen las diferencias entre el rol del médico y el del enfermero. Es importante que el enfermero tenga un cuerpo amplio de conocimientos que, seguramente, no son imprescindibles en su intervención cotidiana, pero sí en una situación de emergencia. Hay muchos procedimientos de los que la enfermería no se responsabiliza en el día a día, y sin embargo en una emergencia sí”.
El curso está dividido en varios módulos durante los cuales, según explica Mario López, se enseñan contenidos específicos “relativos a manejo de las arritmias, desfibrilación, etc. Transmitimos una secuencia de actuación de forma estructurada. Incluso sin tener claro el diagnóstico del paciente en los primeros momentos, conseguimos que el alumno estabilice aquello que pone en riesgo la vida del paciente”.
En todas sus ediciones, el curso concluye con la celebración de un simulacro que sirve para poner en práctica lo aprendido durante las sesiones teóricas. Este año “el simulacro ha salido bastante bien”, asegura Mario López. “Intentamos hacerlo muy didáctico. No buscamos generar espectáculo, sino hacer un ejercicio para el propio alumno, con una dificultad importante y varios focos de atención, para que los enfermeros tengan que buscar la manera de dividir los recursos”.
Por su parte, la presidenta del Colegio de Enfermería de Álava, Hosanna Parra, explica que vienen organizando año tras año este curso por la propia demanda que existe entre los alumnos: “Ellos lo piden mucho, la gente está muy contenta y el boca a boca funciona. Además, hacer el curso les sirve para entrar en las listas específicas de urgencias, y eso también es una motivación”. Según la presidenta, se trata de una formación útil para todos los profesionales de enfermería, “incluso los que están en planta. Se aprenden conocimientos para aplicar cuando una persona corre un riesgo vital, y eso lo encontramos en nuestro día a día. Los alumnos están encantados con el curso. Si hubiera un segundo nivel, seguro que se apuntarían”, dice. El profesor Mario López está de acuerdo: “Conseguimos despertar el gusanillo de la emergencia. Hay que profundizar mucho para ser un experto en el área”.
Ana Muñoz