Por ello, De la Cuerda ha destacado la necesidad de que las administraciones sanitarias sigan "apostando" por los fármacos genéricos hasta que España consiga situarse en los niveles de cuota de los países de su entorno.
Y es que, tal y como ha recordado, en los 15 años que el sector lleva instalado en España ha permitido al Sistema Nacional de Salud (SNS) un ahorro de unos 14.000 millones de euros, lo que se traduce en unos 1.000 millones de euros al año. "Si las administraciones nos aseguran un gran volumen de unidades podremos bajar todavía más los precios", ha aseverado el director de la AESEG.
Dicho esto, ha destacado el trabajo que está realizando el sector en España ya que cada 10 fármacos genéricos que se consumen en España, siete se fabrican en el país. Además, en 2013 se ha exportado un "18 por ciento más" de lo que se ha importado.
Asimismo, De la Cuerda ha subrayado el "gran valor" que tienen estos fármacos para los ciudadanos debido a que, tal y como ha recalcado, diversos estudios han demostrado que gracias a su aparición en el mercado farmacéutico se ha incrementado el número de pacientes que tienen acceso a sus fármacos.
De hecho, continúa, "ocho de cada diez pacientes" españoles reconocen tener "plena confianza" en el medicamento genérico, siendo los enfermos crónicos los que más los utilizan. "Con estos datos se muestra que actualmente tomar un genérico no sólo es igual que tomar el medicamento de marca sino que, además, se contribuye de una manera responsable al ahorro del SNS", ha señalado.
Es necesario un "nuevo marco legal" para los biosimilares
Respecto a los medicamentos biosimilares, el director de la AESEG ha recordado que son diferentes a los genéricos y ha abogado por cambiar el actual marco legal con el fin de diferenciarlos y de regular su venta y uso.
Esta petición ha sido ya realizada al Gobierno por parte del Congreso de los Diputados a través de una proposición no de ley presentada por CiU que mostraba la necesidad de que se conozcan los datos de calidad, preclínicos y clínicos para demostrar la similitud de cada producto biológico.
En concreto, los medicamentos biosimilares, a diferencia de los genéricos, no se prescriben por principio activo y no son intercambiables con el original, puesto que están elaborados por un fabricante diferente. Se trata, en definitiva, de medicamentos similares pero no exactamente idénticos. Sin embargo, una vez aprobados por las autoridades, se pueden utilizar para las mismas indicaciones que el original.
"La inversión para desarrollar un medicamento biosimilar está alrededor de los 150 millones de euros, frente al millón que cuesta un genérico. Esto da una imagen del riesgo que tiene una compañía cuando quiere acceder a un fármaco biosimilar. Por ello, es necesario que se cree un marco lo suficientemente atractivo para motivar al inversor a invertir en él y, además, que sea lo más estable posible para poder tener una predicción a corto, medio y largo plazo", ha zanjado.
Europa Press