Los investigadores han sabido durante mucho tiempo que los defectos cromosómicos que ocurren cuando las células se dividen repetidamente en el tiempo están relacionados con la aparición de la enfermedad. "Hemos identificado un gen que, conforme envejecen las células, parece regular si estas se vuelven cancerosas o no", subraya Hendrickson. Anteriormente, no se había identificado este papel de este gen, así que esto lo convierte en una diana terapéutica potencialmente muy importante".
“Es una diana terapéutica potencialmente muy importante” |
Como las células dividen sus telómeros, los "topes" de ADN que protegen los extremos de los cromosomas de los daños, se acortan dejando a los cromosomas vulnerables a unirse entre sí. En las células normales, estos cromosomas es una sentencia de muerte, una señal de que los equipos de limpieza de las células defectuosas deben entrar y acabar con ellos, pero las células malignas son, de alguna manera, capaces de eludir a los equipos de limpieza.
Esta investigación, publicada en la última edición de 'Cell Reports', identifica un componente esencial que permite a las células más viejas evadir la muerte. Usando sofisticadas técnicas dirigidas a los genes para desactivar determinados genes en las células humanas y luego estudiar el impacto de la fusión de los telómeros, los científicos encontraron que las células escaparon de la muerte sólo cuando se activó el gen Ligasa 3, pero no cuando se bloqueó su acción, que parece favorecer la fusión dentro como cromosomas en lugar de entre los distintos cromosomas.
"La disfunción de los telómeros se ha identificado en muchos cánceres humanos y, como ya hemos demostrado, los telómeros cortos pueden predecir el resultado de los pacientes con leucemia linfocítica crónica y probablemente muchos otros tipos de tumores -apunta Baird-. Por lo tanto, el descubrimiento de que se requiere Ligasa 3 para este proceso es fundamentalmente importante".
Encuentro casual entre investigadores
La investigación fue posible gracias a un encuentro casual entre Hendrickson, que es experto en el uso de la orientación de genes para crear células sin componentes clave (tales como Ligasa 3), y Baird, especialista en el análisis de los telómeros. Cuando los dos se encontraron en una conferencia científica sobre el papel de la Ligasa 3 en el cáncer, decidieron colaborar.
Actualmente, ya están en marcha estudios adicionales. La dependencia de la Ligasa 3 parece ser independiente de la actividad de otro gen clave de reparación del ADN, p53. "Como p53 es el gen más comúnmente mutado en el cáncer humano, nos corresponde descubrir cómo estos dos genes interactúan y ver si podemos usar esa información para desarrollar modalidades de tratamiento sinérgicos", adelanta Hendrickson.
Redacción/Europa Press