Ha publicado más de 75 artículos científicos en revistas internacionales, 65 en revistas indexadas en el Journal Citation Reports (JCR). Es autora de 14 libros y capítulos de libros. Es investigadora de 16 proyectos de convocatorias competitivas nacionales e internacionales, siendo en cuatro de ellos la investigadora principal o coinvestigadora principal.
Su área investigadora está centrada en el envejecimiento, los estilos de vida saludables, la promoción de la salud, la actividad física, los cuidados de enfermería individualizados y la investigación cualitativa en salud.
¿Cómo afronta este nuevo cargo?
Si lo tuviera que definir en cuatro palabras diría: alegría, agradecimiento, ilusión y compromiso. Mucha alegría por el logro conseguido, no solo a nivel personal, sino también como enfermera, por ser un hito para el reconocimiento de la profesión. Un profundo agradecimiento a todas las personas que me han acompañado, apoyado y de las que tanto he aprendido en este camino. Mucha ilusión y compromiso para seguir trabajando en el avance de profesión a través de la formación de nuevas generaciones de enfermeras y de la investigación.
¿Por qué es importante que la enfermería también consiga rangos de esta magnitud?
Históricamente, el hecho de no poder acceder a los estudios de doctorado, si no era por vías alternativas, ha hecho que las enfermeras no tengamos las mismas oportunidades ni estemos en igualdad de condiciones que otros profesionales para desarrollar nuestra carrera docente e investigadora. Actualmente, las enfermeras estamos rompiendo los techos de cristal que teníamos. Tenemos la formación y la capacidad de acceder al máximo rango académico, que es el Doctorado, y al máximo nivel de desarrollo profesional en el ámbito que queramos.
En el caso de la docencia universitaria, asistimos en los últimos años a un aumento exponencial del número de enfermeras que acceden a plazas de titular de universidad y de catedrático/a, algo impensable hace años. Es un gran avance para la profesión del que tenemos que estar muy orgullosos. Esto ha sido posible porque los estudios de doctorado han permitido que las enfermeras seamos doctoras, lideremos proyectos de investigación y grupos de investigación, accedamos a convocatorias competitivas de financiación para realizar investigaciones, dirijamos tesis doctorales…
Por otra parte, acceder a estos puestos en el mundo académico, ayuda luchar contra la invisibilidad del conocimiento enfermero en el mundo académico. Si preguntamos a población general, ¿quién investiga? en pocas ocasiones la imagen preconcebida que tiene la sociedad coincide con la de una enfermera, a pesar de que uno de nuestros principales referentes, Florece Nightingale, fue una excelente y reconocida investigadora, y de que muchas enfermeras ejercen diariamente el rol profesional de la investigación para avanzar en nuestra disciplina y mejorar los cuidados.
¿Cuál es el futuro de la enfermería y por qué deben estar en altos cargos?
Las enfermeras debemos seguir ocupando puestos de responsabilidad, tanto en el ámbito universitario como en el sanitario y social. Por un lado, nuestra visión integral y conocimientos de las personas en todos los momentos de su ciclo vital nos hace tener una posición privilegiada desde la que podemos mejorar los sistemas sociosanitarios y el ámbito docente. La presencia de enfermeras en altos cargos permite transmitir la voz y necesidades de los pacientes, dado nuestra cercanía con estos. Además, nuestra capacitación en liderazgo y gestión de recursos y equipos nos hace ser piezas esenciales para mejorar la eficiencia de los sistemas sociosanitarios y el ámbito universitario.
Por otra parte, hay que visibilizar y mejor el impacto clínico y social de nuestras investigaciones a través de la difusión y la transferencia, lo que ayudará no solo a mejorar la calidad de los cuidados, sino también a mejorar la credibilidad y el reconocimiento de la investigación que realizan las enfermeras.