Muestra que la relación entre los profesionales de enfermería y los pacientes con discapacidad intelectual "podría mejorarse". Y plantea que el empleo de un pasaporte, como el diseñado por el Colegio de Educación Especial Isterria, podría ayudar a vencer las principales barreras identificadas. Se trata de un documento, que llevarían los alumnos cada vez que van a una consulta médic,a en el que se detallaría el diagnóstico (por ejemplo, autismo), qué tipo de prácticas médicas le producen rechazo (contacto físico, miedo a agujas...), sus particularidades personales (dificultades de lenguaje o movilidad) y qué herramientas o actitudes pueden ser útiles para desarrollar la consulta de la manera más eficaz. Su investigación fue dirigida por la profesora del Departamento de Ciencias de la Salud Olga López de Dicastillo Sainz de Murieta.