No es la primera vez que el Consejo General da la voz de alarma ante la falta de enfermeras, un problema que pone en riesgo la calidad de vida de los pacientes y que compromete la salud de los ciudadanos. “La falta de enfermeras es una de las denuncias que históricamente hemos planteado en el CGE. Es una realidad que existe un déficit estructural en todo el sistema sanitario. No disponer de unas plantillas suficientes de enfermeras que puedan ofrecer una atención y cuidados de calidad pone en riesgo la salud de la población, incrementa los riesgos y conlleva a una mayor probabilidad de reingresos, efectos adversos e incluso fallecimientos, tal y como constatan diversos estudios científicos nacionales e internacionales. Hacen falta más de 100.000 enfermeras en España para llegar a la media europea”, afirma Florentino Pérez Raya, presidente del Consejo General de Enfermería, que ya denunciaba la situación precaria de la enfermería en España en el último informe de ratios presentado por la institución.
Riesgos prevenibles
Las enfermeras desempeñan un papel fundamental en la seguridad de los pacientes, especialmente en los quirúrgicos. Existe una creciente preocupación por la calidad de la atención que reciben estos y el aumento del coste de complicaciones, riesgos y problemáticas entorno a ellos que son claramente evitables.
Tal y como expone el estudio británico, los pacientes quirúrgicos y aquellos que se encuentran en la UCI cuentan con más probabilidades de experimentar daños y riesgos en su estancia hospitalaria. En la actualidad se han logrado muchos avances en la atención perioperatoria, como el uso generalizado de la lista de verificación de seguridad quirúrgica, pero todavía queda mucho camino por recorrer, según la investigación, el 55% de las infecciones en áreas quirúrgicas son prevenibles.
En esta misma línea, exponen que implementar listas de verificación, capacitar y formar al personal sanitario o mejorar el trabajo en equipo son algunas de las intervenciones de seguridad que se contemplan como principales soluciones a esta problemática. No obstante, depositar la responsabilidad en el personal sanitario para prevenir daños sin abordar las deficiencias que rodean a la profesión enfermera, que son muchas, sigue siendo una barrera persistente para la seguridad de los pacientes, que están experimentando estancias hospitalarias más prolongadas y sufriendo peores resultados en su salud, llegando en muchos casos al fallecimiento.
“No podemos responsabilizar a las enfermeras de riesgos prevenibles que se solventarían con más inversión en capital humano. Nuestro sistema sanitario requiere de sistemas, políticas y procedimientos adecuados, porque la seguridad de todos los pacientes, especialmente los que se someten a una intervención quirúrgica es esencial. Y es aquí donde las enfermeras juegan un papel trascendental, por los cuidados y atención que ofrecen antes, durante y después de una cirugía, y en general en todas las etapas de la vida. Esta investigación es solo un recordatorio más de las graves consecuencias que tiene en el paciente la carga asistencial de nuestras enfermeras y la falta de profesionales que tiene España”, concluye el presidente de las más de 345.000 enfermeras y enfermeros españoles.
La situación de escasez de enfermeras y los resultados en salud relacionados se estudia desde hace años en los sistemas sanitarios occidentales. En una revisión, publicada en la Revista Internacional de Estudios de Enfermería (IJNS, por sus siglas en inglés), sobre 27 estudios longitudinales se reafirma la relación entre la baja dotación de enfermeras y la mortalidad, proponiendo que el abordaje de este problema puede llevar a la mejora de los resultados en salud de la población. Una revisión más reciente, realizada por el mismo equipo investigador, incluyó 12 estudios sobre la asociación de los niveles de dotación multidisciplinar y la mortalidad en hospitales transversales. En este estudio concluyen que una óptima dotación de enfermeras se asocia a una menor mortalidad, destacando que la investigación y el desarrollo de políticas sobre la dotación de enfermeras está justificada y es más que necesaria.