El ya doctor en Cuidados Integrales y Servicios de Salud identifica los primeros indicios documentados del «sentimiento de pertenencia a un ente colegiado» en los escritos de los practicantes Ramón Estradé y Ramón Pujol que, ante la inexistencia de una institución formal que los agrupara y defendiera como colectivo, publican una serie de artículos en el diario La Voz de los Ministrantes (1865-1867) apelando a «la conciencia de clase» y manifestando la necesidad de organizarse bajo el paraguas de una entidad, “con el objetivo de tener más fuerza a la hora de plantear las reivindicaciones profesionales» y defenderse frente al intrusismo. No será hasta 1921que la propuesta se materialice con la designación de la Junta constituyente del Colegio de Practicantes de la provincia de Lérida.
Generoso ejercicio
Muchas son las enfermeras que han arropado a Miquel Àngel Calderó en la lectura de su tesis «Origen del corporativismo de los practicantes, matronas y enfermeras en la provincia de Lleida» que, en palabras de la presidenta del COILL, Mercè Porté, «es un generoso ejercicio de introspección profesional a través del tiempo, con sus luces y sus sombras; pero, sin duda, con un aprendizaje que nos tiene que fortalecer como colectivo y recordarnos que no siempre estuvimos tan bien organizadas, ni fuimos tan fuertes como lo somos hoy. Cultivar el afecto hacia nuestros colegios profesionales y participar en ellos es la mejor receta para conseguir ese reconocimiento profesional y laboral que todas reivindicamos».
La tesis se ha realizado bajo la dirección de Carme Torres y la Montserrat Gea; siendo Joan Blanco el tutor.
El origen
«Tras la constitución en 1921 del Colegio de Practicantes de la provincia de Lérida» –explica Calderó– «en 1932, son las comadronas las que se organizan colegialmente; y es a partir de 1933, cuando ambos colegios se convierten en delegaciones intercomarcales del Colegio Oficial de Practicantes de Medicina y Cirugía de Cataluña y del Colegio Oficial de Comadronas de Cataluña. Dos años más tarde, en 1935, se crea el Colegio de Enfermeras Oficiales de Cataluña».
Finalizada la Guerra Civil española (1936-1939), en Cataluña, se restauran los colegios provinciales de Practicantes y de Comadronas, a la vez que desaparece el de Enfermeras; hasta que en 1944 se unifican practicantes, comadronas y enfermeras en secciones profesionales dentro del Colegio Provincial de Auxiliares Sanitarios de Lérida.
Unificación
La tormentosa unificación de las tres secciones colegiales deriva en la Ley de Colegios Profesionales de 1977; dando paso a la creación del Colegio Oficial de Ayudantes Técnicos Sanitarios (ATS) de la provincia de Lérida y se materializa bajo las presidencias de Manuel Sampedro, Luisa Fuentes y Rosa Fernández.
En 1980, con la homologación del título de ATS con el de Diplomado en Enfermería, el colegio pasa a llamarse Colegio Oficial de ATS y Diplomados en Enfermería; y diez años más tarde, acorde a las nuevas directrices generales de los nuevos planes de estudios del título universitario, adopta la denominación de Colegio Oficial de Diplomados en Enfermería. Será en 2011, con la regulación de los estudios del Grado Universitario en Enfermería, que se proceda a la actualización de los estatutos y del nombre de la corporación para llamarse, definitivamente, Colegio Oficial de Enfermeras y Enfermeros de Lleida.