Durante dos horas de ponencias y debate, la formación ha expuesto la importancia de la vacunación en este grupo de la población, centrándose en los pacientes oncológicos, reumatológicos y diabéticos, donde la evaluación de su estado inmunológico, la selección de las vacunas más seguras y la coordinación y seguimiento por parte de las enfermeras es esencial para asegurar su estado de salud.
“La vacunación constituye uno de los pilares fundamentales de la salud pública, pero adquiere una relevancia aún mayor en el caso de los pacientes inmunodeprimidos. Hablamos de personas especialmente vulnerables, para quienes las infecciones prevenibles pueden tener consecuencias más graves, por lo tanto, requieren de un enfoque personalizado, basado en la evidencia científica y coordinado entre los distintos profesionales sanitarios. Aquí, el papel de las enfermeras es decisivo porque participamos activamente en la indicación, administración y seguimiento de las vacunas”, explica Pilar Fernández, directora de ISFOS.
La vacunación es una práctica que avanza a pasos agigantados, por ello los profesionales sanitarios requieren de una actualización constante sobre las novedades y cambios en torno a esta práctica. “Estar formados y al día es un requisito indispensable para garantizar la mejor atención, ofrecer seguridad y confianza a los pacientes y contribuir a la prevención de complicaciones graves. Este webinar nace precisamente con esa vocación: formar, compartir experiencias y fortalecer la práctica profesional. Las enfermeras somos el primer contacto del paciente con el sistema sanitario. Acompañamos, informamos y resolvemos dudas, pero en el caso de los pacientes inmunodeprimidos, esta labor exige conocimientos actualizados y una visión integral de la persona, no solo de su enfermedad”, añade la directora de ISFOS.
Complicaciones graves
Los pacientes inmunodeprimidos son más vulnerables a infecciones oportunistas como enfermedades respiratorias, como pueden ser la gripe o la neumonía, infecciones en la piel o complicaciones más graves que les pueda llevar a ingresos prolongados. “Las infecciones son una complicación habitual en pacientes reumatológicos, dado por sus propias patologías, que son inmunomediadas y autoinmunes, y los tratamientos que reciben. El hecho de que no se vacunen y que no podamos evitar estas infecciones prevenibles hacen que estos pacientes estén totalmente expuestos, más allá de que esta nueva infección puede empeorar su patología, porque puede provocar más actividad”, cuenta Patricia García, enfermera referente de Reumatología en el Hospital Ramón y Cajal (Madrid).
En el caso de los pacientes oncológicos, su propia enfermedad ya hace que su sistema inmunológico se vea comprometido. “El paciente oncológico es un paciente complejo en el que la propia enfermedad ya puede comprometer su sistema inmune, a eso le sumamos en muchas ocasiones tratamientos inmunosupresores como la quimioterapia que pueden producir citopenias, y en otras ocasiones, además también sumamos que el paciente tenga edad avanzada. Por ello, el paciente oncológico en comparación con el adulto sano es más probable que se contagie de cualquier otra enfermedad, tenga infecciones y que eso le lleve a ingresos hospitalarios o incluso en determinados casos al fallecimiento”, continua Raquel Badillo, enfermera de práctica avanzada en Oncología del Hospital Rey Juan Carlos (Madrid).
Por su parte, los pacientes con diabetes tienen mayor riesgo de padecer infecciones de tipo respiratorio, urinario o de la piel. “No son pacientes propiamente inmunodeprimidos en su concepto clásico, pero sí que es cierto que pueden tener alterado su sistema inmunológico, que puede venir provocado, por ejemplo, por sufrir estrés. Esto en el caso de los pacientes diabéticos les puede suponer una alteración de su control metabólico que puede derivar en consecuencias graves e importantes”, afirma María José Menor, presidenta del Colegio de Enfermería de Ourense y enfermera experta en Diabetes.
Coordinación y seguimiento
Las enfermeras, basándose en la evidencia científica, se encargan de la indicación, administración y seguimiento de la vacunación de este tipo de pacientes, que dependiendo de su patología tienen diferentes pautas a tener en cuenta.
En el caso de los pacientes oncológicos, “lo ideal siempre es que siempre tengan el calendario vacunal actualizado antes de empezar con la quimioterapia. Entre los ciclos de quimioterapia debemos evitar el nadir, que es el momento en el que tenemos mayor toxicidad hematológica, pero se podría vacunar en cualquier momento del ciclo. Hay determinadas vacunas que están recomendadas, como la de la hepatitis B, COVID-19, gripe, herpes zóster, la del neumococo conjugada, pero estarían contraindicados las de virus vivos atenuados”, sigue Badillo.
Sin embargo, en los pacientes reumatológicos es especialmente importante “aprovechar lo que se llama ventana inmunológica, que es cuando el paciente tiene el menor tratamiento inmunosupresivo o inmunomodulador para actualizar el calendario. De esa manera, podemos evitar tanto la contraindicación de vacunas de virus vivos y además le damos mayor opción al sistema inmune a la respuesta, ya que el sistema inmunitario de los pacientes con ciertas terapias va a tener menos capacidad de reacción a las vacunas”, apunta García.
La vacunación en los pacientes con diabetes depende de varios factores que varían en función de la edad o la situación clínica del mismo, pero lo que está claro es que “son costo-efectivas para el sistema sanitario, pero son muy seguras para los pacientes. Lo único que hay que tener en cuenta es si tiene alguna comorbilidad o no, si puede presentar algún riesgo o si el paciente está sometido a algún tratamiento, como la inmunoterapia, por ejemplo”, analiza la presidenta de las enfermeras de Ourense.
Un aspecto relevante en la inmunización de estos pacientes es la importancia de la vacunación de sus seres más cercanos. “Recomendamos la vacunación de convivientes, familiares y cuidadores para que actúen como escudo protector ante determinadas enfermedades como el sarampión o la rubeola que si las sufrieran ellos serían mucho más graves y de las cuales no les podemos inmunizar. Es también esencial la vacunación del personal sanitario porque están en constante contacto con los pacientes y queremos evitar que sean otro foco de infección adicional”, explica Raúl Perea, jefe de servicio de Medicina Preventiva del Complejo Hospitalario de Toledo
Barreras en la vacunación
El desconocimiento, los bulos y la información no contrastada hace que muchos pacientes sientan temor ante la vacunación y se nieguen a su administración. Para ello, las enfermeras juegan un papel esencial como educadoras sanitarias. “La enfermera educadora en diabetes más allá de controlar el estado metabólico del paciente, hace una labor educativa fundamental, fomentando hábitos de vida saludables, fomentando e informando sobre los beneficios de la vacunación y determinadas actuaciones, algo tan sencillo, por ejemplo, como hacer ejercicio y los beneficios de este”, añade la enfermera experta en Diabetes.
Por su parte, el jefe de servicio de Medicina Preventiva asegura que muchas de las barreras presentes en la vacunación son el desconocimiento de la necesidad de inmunizarse. “Los tratamientos inmunosupresores son cada vez más frecuentes. Muchas veces los pacientes vienen con cefaleas, reciben tratamiento y no saben que éste requiere de una vacunación porque les baja las defensas. También nos encontramos con la falta de formación y la existencia de bulos y falsas creencias sobre la vacunación que hacen más daño que beneficio”.
El temor a los efectos secundarios o el desconocimiento de sus beneficios es otra de las barreras que las enfermeras se encuentran en los procesos de vacunación. “En las consultas apreciamos el miedo a que se sumen los efectos secundarios de la vacuna con su propio tratamiento y enfermedad. Es normal porque los pacientes reciben mucha información, se realizan muchas pruebas en poco tiempo y la vacunación les puede agobiar, pero las enfermeras estamos ahí para explicarles desde el principio los beneficios que puede tener en su salud”, concluye la enfermera de práctica avanzada en Oncología.