Actualmente, En España existen aproximadamente 800.000 personas con tratamiento anticoagulante para prevenir tromboembolismos venosos y arteriales y se estima que un tercio de estos pacientes medicados con los fármacos clásicos (antivitamina k, como el Sintrom) no alcanza un buen control terapéutico y está expuesto a un mayor riesgo de ictus.
Para prevenir esta situación, Enfermería, Cardiología, Medicina Interna, Neurología, Hematología, Geriatría, Medicina de Familia y pacientes reconocen en este documento de la Red La salud del paciente, por delante, a iniciativa de Bayer, la necesidad de que los profesionales sanitarios conozcan estas premisas. Consideran que una correcta anticoagulación es vital para disminuir el riesgo de complicaciones tromboembólicas en el paciente con fibrilación auricular no valvular, la principal arritmia cardiaca y el segundo factor de riesgo más importante de ictus, enfermedad que representa la primera causa de muerte en la mujer española.
Compromisos
Durante la presentación, José María Lobos, coordinador del Grupo de Enfermedades Cardiovasculares de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (semFyC), ha puesto de manifiesto la necesidad de que los profesionales conozcan estos compromisos puesto que la utilización de los ACOD en España (en los casos de mal control con los antivitamina k) sólo ha alcanzado un 9%, mientras que en otros países como Francia o Alemania supera el 20%.
En octubre de 2014, la Red ya presentó una investigación en la que se resaltaba que el 42,4% de las enfermeras no conocía los nuevos tratamientos. En este sentido, Lobos ha puesto de manifiesto “la labor del Consejo General de Enfermería durante estos últimos meses en los que poco a poco ha ido formando más a los profesionales para que se familiaricen con estos medicamentos”.
Trabas para recetar
Los profesionales han criticado las trabas que se encuentran algunos médicos para poder recetar estos medicamentos y han pedido a las comunidades que tengan en cuenta estas nuevas recomendaciones porque “son actuaciones imprescindibles para mejorar la salud de los pacientes”, ha subrayado Cristina Avendaño, presidenta de la Sociedad Española de Farmacología Clínica.
Entre los compromisos adquiridos por los profesionales de enfermería en este documento sobresale la realización de planes de cuidados que permitan un seguimiento de los pacientes, independientemente del tipo de anticoagulante que reciban. Asimismo, deben comprometerse a promover educación para la salud, fomentando las capacidades del paciente en sus autocuidados y, por último, a garantizar la continuidad de cuidados entre los distintos ámbitos sanitarios.
En cuanto al papel de la medicina familiar, es necesario promover la organización de un proceso asistencial integrado y dinámico para el manejo del paciente con fibrilación auricular, coordinado por el médico de Atención Primaria y en el que se fomenten las decisiones compartidas con el resto de especialistas, en cuanto al inicio o cambios en la anticoagulación, y a través de la labor de la enfermera de enlace o gestora de casos para la interconexión entre los distintos especialistas que intervienen en el manejo de la patología.
Ángel M. Gregoris