“Otorgamos nuevas pruebas de una potencial conexión entre la el sistema inmunológico de las personas de avanzada edad y la reducción en su respuesta a la vacunación”, declaran los investigadores Shankar Subramaniam, de la Universidad de California y Bali Pulendran de la Universidad de Emory en Atlanta. “Se ha conseguido obtener una foto más completa de cómo el sistema inmunitario responde a la vacunación, nuestros hallazgos puede que ayuden a guiar el desarrollo de la siguiente generación de vacunas que ofrecen inmunidad de larga duración y mejor protección de poblaciones de alto riesgo”.
Las vacunas de la gripe, que contienen cepas víricas circulantes, ofrecen protección creando anticuerpos –proteínas que ayudan el sistema inmunitario- e identifican patógenos que protegen frente a enfermedades infecciosas. A pesar de que la vacuna es el método más efectivo para prevenir la gripe, en ancianos reduce su eficacia. Hasta ahora, los mecanismos moleculares que producen esta baja efectividad en las vacunas eran desconocidos.
El estudio
Para realizar este estudio, los investigadores Subramaniam y Pulendran identificaron signos moleculares de inmunidad a la vacuna de la gripe, utilizando sistemas informáticos y matemáticos para modular complejos sistemas biológicos. Vacunaron a 212 sujetos, entre los que se encontraban 54 personas de avanzada edad, a lo largo de cinco periodos de vacunación de la gripe, desde 2007 hasta 2011 y analizaron muestras de sangre para identificar las pautas moleculares asociadas con la respuesta de anticuerpos a la vacunación.
Utilizando este esquema, los investigadores identificaron firmas moleculares presentes en las muestras de sangre obtenidas unos días después de la vacunación que predijo con un 80% de precisión si la vacuna generaría inmunidad. Transcurrida una semana desde la vacuna, los individuos jóvenes mostraban altos niveles de producción de anticuerpos por células B, sin embargo, los ancianos contaban con altos niveles de células inmunes. “Juntos, estos resultados sugieren ciertos mecanismos por los que las vacunas en ancianos pueden aumentar su efectividad” declara Subramaniam.
Incluso antes de ser vacunados, una base alta de células B, en conjunto con bajos niveles de monocitos y moléculas inflamatorias relacionadas, predecían la inmunidad a la protección de las vacunas incluso cuatro semanas después de haber sido vacunados. “Esto apoya la teoría de que las respuestas inflamatorias en un principio deben ir en detrimento de la inducción de respuestas de anticuerpos a las vacunas”, comenta Subramaniam “aunque es pronto para sugerir enfoques terapéuticos, como puede ser reducir la respuesta inflamatoria en pacientes de edades avanzadas después de la vacunación, este descubrimiento podría ser una oportunidad óptima para comenzar a hacerlo. Sin embargo, esto requiere investigaciones más largas y detalladas”.
Por su parte, los investigadores planean aplicar un sistema biológico similar acercando el estudio a otras infecciones virales, como la fiebre amarilla. “Analizando estos datos en conjunto con mediciones fisiológicas es novedoso y servirá como paradigma para estudios futuros en gripe y otras infecciones” puntualizan.
Sin embargo, los investigadores exigen cautela frente la generalización de sus hallazgos. “Es un problema complejo y el estudio revela respuestas que pueden variar por país” declaran, “en cualquier diagnóstico o tratamiento médico hay una distribución de respuestas confirmado la principal hipótesis propuesta. Por lo que lo más importante para el público general es saber que puede que existan excepciones y variaciones sobre la teoría principal”. Marina Vieira