En unas fechas tan señaladas como estas, en las que miles de enfermeras trabajan incansablemente día y noche para dar la mejor atención a los pacientes, el Ejecutivo ha consumado un engaño que se gestó a última hora y a espaldas de la profesión.
La norma, que se ha publicado dos meses después de aprobarse (algo inaudito hasta ahora), supone un nuevo ninguneo del Gobierno hacia la profesión enfermera, que no puede entender por qué se empeñan en poner trabas a esto, ya que es una práctica que se hace diariamente y sin la cual la sanidad no funcionaría.
Hábitos como administrar vacunas, utilizar cremas o apósitos medicamentosos o ayudar a los pacientes diabéticos o anticoagulados a regular su medicación, entre otros muchos, pasan ahora a ser ilegales y podrían incurrir en un delito de intrusismo profesional, porque ya ha quedado definitivamente claro que no tienen amparo legal para ello.
A pesar de la felonía del Gobierno y de que muchos no podrán cenar en Nochebuena o en Nochevieja con sus familias o no podrán recibir a los Reyes Magos con sus hijos, la entrega y disposición de los enfermeros sigue siendo primordial para que todo siga en orden. Y toda la sociedad lo agradece cuando señala a los enfermeros como la profesión más valorada. Su habitual entrega y vocación tiene más valor si cabe en estas fiestas navideñas y cuando el Ejecutivo central se empeña en mofarse de ellos menoscabando su preparación y capacidad.
Por todo ello, desde el Consejo General de Enfermería queremos agradecer y dar el reconocimiento que se merecen a todos estos profesionales que pasarán estas fiestas dentro de un hospital y también al resto de enfermeros que han estado luchando durante todo el año por mejorar la salud de los pacientes, aunque cada vez les ponen más complicado su ejercicio diario.
Redacción