Así, durante una hora y media al día -aproximadamente y siempre dependiendo del volumen de trabajo-, una enfermera del banco sale a promocionar la donación. Una de ellas, Ana Recio, explica que van “por las diferentes salas del hospital y por las habitaciones explicándole a la gente lo que es donar sangre. Intentamos concienciarles de dos cosas muy importantes: que la sangre no se puede fabricar y que es muy importante que una vez que donan se conviertan en donantes habituales. Tratas de convencerles de que no se va a marear, que hace falta la generosidad de la gente”. Ella prefiere evitar zonas como la UCI, donde suele haber personas que visitan a pacientes en situación delicada y pueden presentar mayor nerviosismo. En cambio, una zona buena es la planta de cirugía sin ingreso, donde a menudo hay pacientes y familiares haciendo tiempo antes de una intervención.
No existe una fórmula mágica; el éxito de la captación depende de la perseverancia de las enfermeras, su paciencia y sus habilidades comunicativas. En este sentido, Juan Ramón Espinoza asegura que la enfermería cumple el “perfil idóneo” porque “está plenamente capacitada para todas estas habilidades, tanto a nivel de destreza como de conocimiento del banco”. Ana Recio asegura que esta nueva tarea le gusta, como todo lo que tiene que ver con el Banco de Sangre: “Me gusta halar con la gente. Cuando pase el tiempo imagino que estaremos más sueltas”.
En el año 2015 el Hospital de Getafe ya se autoabastecía de sangre en un 90%. Ahora, con la implantación de esta nueva figura, esperan llegar al 100%. “Sería un objetivo realista”, concluye Espinoza.
Ana Muñoz