En aquellos días, el equipo de enfermeras especializadas en Psiquiatría desarrolló una labor muy importante y ahora, casi un año después, un estudio científico resalta la importancia de este grupo de profesionales. El trabajo se publica en el último número de la revista Clinical Nurse Specialisty su autora principal, Barbara Lakatos, explica a Diario Enfermero y la revista Enfermería Facultativa que "ante un desastre que irrumpe en cada faceta de la vida, una respuesta adecuada debe incluir el aspecto psicológico. Las enfermeras especialistas en salud mental de Estados Unidos (Psychiatric Advanced Practice Nurses) incluyen entre sus competencias psicofarmacología, psicoterapia, intervención comunitaria o asesoría y control de casos, por ejemplo".
Otras catástrofes
En el artículo, los autores resaltan la utilidad en este campo de las lecciones aprendidas en las grandes tragedias norteamericanas de los últimos tiempos, como el 11S o el huracán Katrina, donde hubo que trabajar mucho el impacto de tragedias de semejante magnitud. Las enfermeras especialistas en salud mental del adulto están en coordinación con el resto del personal sanitario, en especial con sus compañeros que atienden los traumatismos y las quemaduras de los heridos, su influencia resulta muy positiva en la atención psicológica a los pacientes y las familias de forma directa o a través de las enfermeras a las que previamente han asesorado. Proporcionan unos conocimientos –dice el artículo- avalados científicamente sobre los cuidados desde el punto de vista psicológico.
Ante un familiar con un traumatismo severo ingresado en una unidad de cuidados intensivos, las familias colapsaron las salas de espera del hospital con predominio de las sensaciones de ansiedad y miedo. En ese momento, la enfermería actuó con una respuesta inmediata de cara a ofrecer información a la familia y escucharles de cara a prevenir una escalada de la tensión en la sala.
A más largo plazo, el enfermero debe conseguir que objetivos como promover la calma, generar un clima de seguridad y fomentar la esperanza. Eso es esencial. De cara a que la persona que ha vivido la tragedia recupere una cierta normalidad hay que recuperar rutinas como una alimentación saludable, ejercicio, actividad, ayudar a otros en su comunidad y limitar el tiempo de exposición de las noticias sobre el desastre o el atentado que se publican en los periódicos o se emiten por televisión", añade Barbara Lakatos.
Lecciones aprendidas
El grupo de enfermeras de salud mental, en los días siguientes al atentado, también contribuyó a detectar posibles secuelas en el propio personal del hospital, con gran colaboración con el personal médico y especialmente con la enfermería. De las lecciones aprendidas de la actuación en el atentado de Boston, los autores del estudio destacan que "reunir a personal clave y los expertos de la organización tan pronto como sea posible para responder a los diversos grados de reacciones -esperadas o inesperadas- al trauma aseguró la presencia de apoyo en todos los niveles. Una preparación y educación del personal en la amplia gama de respuestas psicológicas al estrés, las enfermedades y los traumatismos, así como información sobre cómo responder a los síntomas de estrés agudo, eran imperativo ya que asegura que el personal pueda cuidar de sí mismo, así como de su paciente, sus familiares y otros compañeros de trabajo".
Sobre el trabajo con los niños, Lakatos recuerda que "además de todas las recomendaciones y protocolos que se dan con los adultos, es fundamental reunirle enseguida con sus familiares o cuidadores. Hay que proporcionarle información que pueda comprender y no hacerle promesas que no podamos cumplir. Debe retomar la rutina tan pronto como sea posible".
David Ruipérez