A continuación reproducimos el comunicado del Colegio de Enfermería de Málaga:

En los centros sanitarios materno-infantiles se ha pretendido por consenso con el Ministerio de Sanidad y la Comunidades Autónomas favorecer lo necesario para que el parto sea humanizado. De tiempos de alta natalidad, a modo de ´producción industrial` en las grandes maternidades a estos de baja natalidad.

Una concepción natalista per se trata de imponerse, aun habiendo modificado organizativa y funcionalmente los paritorios; Aquellas mujeres que parían con otras, que no contaban con una habitación independiente, que no estaban acompañadas por ningún familiar, que no participaban en decisiones relacionadas con su propio parto, son historia en muchos lugares. Aquella cosificación de la mujer en momentos tan determinantes para su vida, ha ido transformándose en personalización, acompañamiento. Tiempo para parir en mejores condiciones.

La crisis y sus recortes está produciendo situaciones lacerantes, que rompen esta trayectoria, incluso comprometen en ocasiones la seguridad de las madres. Los paritorios individualizados, disponibles para atender una a una dichas mujeres, deben corresponderse con el personal necesario. No ocurre así, de manera que hay días y momentos comprometidos, estresantes que esa seguridad se resquebraja. Obviamente no estamos hablando de algo baladí.

Esa tendencia humanizadora, implicada en dejar evolucionar, intervenir sólo cuando sea necesario, no se corresponde con el elevado número de cesáreas, que habría que replantearse. La intervención salva vidas, evita complicaciones, sin embargo el intervencionismo como actitud, desnaturaliza el parto, introduce yatrogenia, obedece a decisiones de los profesionales, a veces no coincidentes con las necesidades de las mujeres.

La baja natalidad es ocasión propicia para introducir elementos más positivos, en primer lugar situando a la mujer verdaderamente como el centro de la propia asistencia y motor de la concordancia de los equipos que la atienden.

Las matronas, a las que no se les repone cuando se jubilan, a las que no se cubren en sus ausencias permitidas para atender a sus familiares dependientes, u otras licencias, a las que en días más comprometidos, se ven desbordadas, no deben ser correspondidas con lo de los partos ahora son menos. Hemos apostado por el parto humanizado, por atender a gestantes con más edad, más comorbilidades, incluso con atención programada para intervenciones que evita hospitalización previa.

No es respuesta ante las carencias el descenso de partos, ello esconde algo más preocupante: desandar y desproveer a la mujer de derechos adquiridos respecto a la salud materno infantil, arriesgarse a que en circunstancias de sobrecarga no exista la respuesta adecuada, dificultando la positiva asistencia que el binomio matrona-gestante.