El varón fallecido en el Hospital Universitario Gregorio Marañón, de 62 años, fue atendido inicialmente en el Hospital Infanta Leonor, donde trabaja la enfermera afectada, que ya está recibiendo el tratamiento previsto para este tipo de patologías tras ser trasladada anoche al Carlos III. Tanto la paciente, que se encuentra estable, como sus familiares han sido informados de las características de su proceso.
Al parecer, según ha explicado en rueda de prensa el propio consejero de Sanidad de Madrid, Jesús Sánchez Martos, la enfermera siguió las medidas de protección estándar porque el paciente no presentaba hemorragias al ser atendido. El hombre refirió haberse detectado una garrapata tras dar un paseo por el campo en la Comunidad de Castilla y León. Pese a todo, la directora general de coordinación de la asistencia sanitaria de la Comunidad de Madrid, Yolanda Fuertes ha dicho que "existe baja probabilidad de que se registren más casos de la enfermedad en Castilla y León y que puede tratarse de un caso aislado".
El consejero ha querido trasmitir un mensaje de tranquilidad, ya que la fiebre hemorrágica de Crimea-Congo es una enfermedad catalogada como "grave pero su alta mortalidad depende de los países en los que se desarrolla. Tenemos que tener que nuestra situación sanitaria es distinta".
Vigilancia
En este momento, se está determinando el nivel de riesgo de 190 personas que han tenido contacto "muy estrecho" con los pacientes, más de 100 son personal sanitario. Todos ellos recibirán un seguimiento vigilado durante los 21 días siguientes desde el día en el que tuvieron contacto. En los casos con mayor exposición a fluidos de los pacientes se ha determinado inicialmente el aislamiento domiciliario.
La Consejería de Sanidad ha puesto en marcha un Gabinete de Seguimiento y un Comité Técnico de Expertos, integrado por profesionales de la propia Consejería, del Ministerio de Sanidad y expertos universitarios.
Desde el Consejo General de Enfermería de España lamentan profundamente el trance que atraviesa la compañera del Hospital Infanta Leonor y confían en su evolución favorable a la vez que se ponen a la disposición de familiares y profesionales sanitarios ante cualquier necesidad que pudiera surgir.
La infección
La fiebre hemorrágica de Crimea-Congo (FHCC) es una enfermedad muy extendida causada por un virus (Nairovirus) de la familia Bunyaviridae transmitido por garrapatas. Este virus causa graves brotes de fiebre hemorrágica viral, con una tasa de letalidad del 10%-40%. Según explica la Organización Mundial de la Salud (OMS), la FHCC es endémica en África, los Balcanes, Oriente Medio y Asia en los países situados por debajo de los 50º de latitud norte, que es el límite geográfico de la garrapata que constituye su vector principal.
El virus de la FHCC se transmite a las personas ya sea por la picadura de garrapatas o por contacto con la sangre o tejidos de animales infectados durante o inmediatamente después de la matanza. La mayoría de los casos se han dado en personas relacionadas con la industria ganadera, como trabajadores agrícolas, trabajadores de mataderos y veterinarios.
Puede haber transmisión entre seres humanos en casos de contacto estrecho con sangre, secreciones, órganos u otros líquidos corporales de personas infectadas. También se producen infecciones nosocomiales como consecuencia de la mala esterilización del equipo médico, la reutilización de agujas y la contaminación de los suministros médicos.
Signos y síntomas
La duración del periodo de incubación depende del modo de contagio del virus. Después de la picadura de garrapata, la fase de incubación es generalmente de uno a tres días, con un máximo de nueve días. El periodo de incubación tras el contacto con sangre o tejidos infectados es normalmente de cinco o seis días, con un máximo documentado de 13 días.
Los síntomas comienzan de forma súbita, en forma de fiebre, mialgia (dolor muscular), mareo, dolor y rigidez de cuello, lumbago, cefalea, irritación de los ojos y fotofobia (hipersensibilidad a la luz). Puede haber náuseas, vómitos, diarrea, dolor abdominal y dolor de garganta al principio, seguidos de bruscos cambios de humor y confusión. Al cabo de dos a cuatro días, la agitación puede dar paso a somnolencia, depresión y debilidad, y puede aparecer dolor abdominal en el cuadrante superior derecho, con hepatomegalia detectable.
Otros signos clínicos posibles son taquicardia (aumento del ritmo cardiaco), adenopatías (inflamación de los ganglios linfáticos), y erupción petequial (erupción por hemorragia cutánea) en mucosas internas, por ejemplo en la boca y la garganta, y en la piel. Las petequias pueden dar paso a erupciones más grandes llamadas equimosis, así como a otros fenómenos hemorrágicos.
Normalmente hay signos de hepatitis, y los pacientes muy graves pueden sufrir un rápido deterioro renal, o insuficiencia hepática o pulmonar repentina después del quinto día de enfermedad.
La tasa de mortalidad asociada a la FHCC es de aproximadamente un 30%, y la muerte sobreviene durante la segunda semana. Entre los pacientes que se recuperan, la mejoría comienza generalmente al noveno o décimo día tras la aparición de la enfermedad.
M. Vieira / D. Ruipérez