Así, en cada uno de los turnos se realiza el mismo ritual. Todas las enfermeras de la planta que finalizan su jornada y las que la comienzan se reúnen en una habitación y cuelgan un cartel en la puerta en el que piden que no se les interrumpa. “Con esta manera de hacerlo hemos intentando garantizar la seguridad del paciente y que la información que transmitimos se ala más correcta, la más eficaz y la más precisa posible sin alargarnos mucho”, explica Sans.
Para analizar la implantación de estas reuniones se hizo un estudio en el que se intentaba recoger cuáles eran las interrupciones que hacían que el intercambio de información no fuese perfecto. “En principio no debería haber ningún tipo de interrupción que interfiera en el cambio de información, pero se ha visto que la entrada del personal médico a la sala y las llamadas telefónicas internas son las dos grandes incidencias en este caso”, resalta la enfermera.
Tanto ella como sus compañeras lo que buscan es que este cambio de información sea lo más rápido posible, por lo que reconoce que “debemos expresar de la forma más eficaz y resumida toda la información que nos permita seguir el cuidado de los pacientes”. “Este es el principal motivo por el que queríamos que no hubiese ninguna interrupción, porque cuantas más veces tengamos que parar es peor”, asevera.
La iniciativa buscaba realizar un cambio de turno más eficaz y gracias a los buenos resultados ya se ha implantado en el resto de hospitalización.
“Los resultados de momento han sido buenos, seguimos teniendo las interferencias típicas, pero la verdad es que se han aminorado los tiempos y los resultados creemos que son buenos, por lo que ahora se ha implantado en el resto de hospitalización”, concluye Manuela Benítez, coordinadora de la Unidad de Hospitalización novena planta del hospital.
Ángel M. Gregoris