Cuidar, apoyar, curar, respetar, dar educación para la salud son sólo algunas de las funciones que llevan a cabo diariamente las enfermeras, pero son muchas las que compaginan esta labor asistencial con la investigación que servirá en un futuro para avanzar en la práctica diaria y ayudará a ensalzar aún más la profesión. Desde los antiguos Ayudantes Técnicos Sanitarios (ATS), pasando por los diplomados, graduados y, actualmente, enfermeros, son muchos los que han trabajado durante años para que el rol de la enfermería haya evolucionado hasta adquirir nuevas competencias y mayor autonomía y responsabilidades.
Dentro de los Institutos de Investigación Sanitaria acreditados por el Instituto de Salud Carlos III existen un total de 15 grupos de investigación en enfermería, que fomentan y potencian la evidencia científica de la profesión. “Estos grupos son los que realmente generan evidencia dentro de los cuidados. A través de las investigaciones se dan datos avalados para la mejora de los cuidados y del desarrollo de la profesión. Creo que es básico no trabajar a través de la intuición, sino con evidencia y eso se consigue realizando una investigación de calidad”, afirma Laura López, adjunta de enfermería de Gestión del Conocimiento e Investigación del Hospital Sant Pau (Barcelona).
Apoyo
El Instituto de Investigación Puerta de Hierro cuenta con una enfermera de apoyo a la investigación desde 1994. Promocionar la investigación entre los profesionales del centro es una de las principales funciones de Montserrat Solís, enfermera responsable de la Unidad de Investigación e Innovación en Cuidados del Hospital Universitario Puerta de Hierro (Madrid), que lleva 15 años en el puesto. Tal y como ella misma explica, su trabajo se centra “principalmente en dos grandes objetivos: desarrollar actividades de investigación en cuidados orientados a la resolución de problemas de salud de la población y potenciar la generación y aplicación de nuevas evidencias científicas orientadas hacia la excelencia de los cuidados, en un contexto de humanización de la atención y prácticas seguras”.
Alcanzar estas metas es posible gracias al trabajo diario de enfermeras referentes como Solís, que, entre otras actividades, debe asesorar a cualquier profesional del área de enfermería en el diseño de proyectos de investigación en cuidados y en la divulgación científica de los estudios. Además, se encarga de promover la traslación de resultados de investigación a la práctica clínica y actividades orientadas a mejorar la formación y las competencias en investigación y en práctica clínica basada en la evidencia, organizando cursos, talleres, seminarios y jornadas. “El proceso investigador es muy largo y yo estoy para asesorar en todas las fases de un estudio, desde transformar una idea en una investigación, hasta preparar la documentación para el comité de ética, presentarlo a financiación pública o intentar la difusión en congresos o eventos científicos”, resalta Solís.
Coordinar
María Aurora Rodríguez, enfermera responsable del grupo de Enfermería del Instituto Maimónides de Investigación Biomédica de Córdoba (Imibic), apunta que sus responsabilidades más destacadas son “coordinar, dinamizar, liderar, incorporar miembros para el grupo, planificar objetivos de investigación, coordinar la formación de los miembros de nuevo acceso, llevar la gestión habitual del grupo de investigación, asesorar, aconsejar, diseñar proyectos y estudios, orientar trabajos, clarificar objetos de estudio, integrar, buscar financiación, buscar colaboraciones intrainstituto y fuera del mismo”.
Aunque la investigación es necesaria e imprescindible en el mundo de la enfermería, las responsables de estas unidades son las que deben captar quién o quiénes son capaces de entrar en estos trabajos. “Mi papel nació con el objetivo de impulsar la investigación en enfermería y, sobre todo, en proyectos liderados por enfermeras. Mi función es sobre todo captar, identificar qué personas pueden ser susceptibles de hacer investigación y darles el soporte necesario a nivel metodológico para que puedan tirar adelante su proyecto”, comenta Laura López.
Cuidados
La responsable de enfermería del Imibic considera que lo verdaderamente importante de su trabajo es que exista la investigación enfermera.
“Hay que tener en cuenta que el cuidado enfermero en su simplicidad es extraordinariamente complejo y para su abordaje se precisa de actividad multidisciplinar e interdisciplinar, que se concreta en grupos formados, conocedores de su objeto/sujeto de estudio y de las diferentes maneras de abordarlo y que incluyen variadas perspectivas, áreas de conocimiento, técnicas, habilidades…”, constata Rodríguez.
Gracias a esta figura dentro de la enfermería, todos aquellos que quieran estudiar una rama concreta de su profesión pueden resolver todas las du-das que tengan a lo largo del proceso. “Realmente sus principales dudas surgen sobre cómo diseñar el proyecto, saber cuál es la hipótesis y las variables que hay que tener en cuenta, redactar el objetivo…”, destaca Laura López. En esta misma línea, Montserrat Solís cuenta que durante un año “suele registrar un to-tal de 2.200 consultas (1.200 por correo electrónico, 600 telefónicas y 400 presenciales)”. “También estoy para ayudar a las enfermeras cuando están preparando sus tesis doctorales, su trabajo de fin de máster o de fin de residencia”, expone Solís.
Compaginar
En la mayoría de ocasiones, las enfermeras investigadoras tienen que compaginar su trabajo asistencial con estos proyectos, lo que hace aún más destacable su función. Aun así, las responsables de los grupos enfermeros son conscientes de esta situación y consideran necesario dar un aliciente a todos aquellos que con su lucha constante hacen todavía más grande esta profesión. “La investigación nos hace crecer como profesión y nos abre otros campos en cualquiera de nuestras competencias. Aparte de mejorar los cuidados centrados en la persona, también es bueno a nivel profesional en el desarrollo de competencias”, afirma Laura López.
De la misma forma, María Aurora Rodríguez puntualiza que “las intervenciones enfermeras son tan variadas como situaciones se presentan y esas intervenciones han de estar basadas en la evidencia disponible”. “Por lo tanto, más que animar a que se investigue, habría que dar visibilidad a la investigación en cuidados, pues, evidentemente, la hay, si bien la mayoría de las veces llevada a cabo por otros profesionales o áreas de conocimiento. Lo que está pendiente es que, además de dar esta visibilidad, esa investigación la lideren enfermeras, que no implica que todas hagan de todo. Son necesarias buenas investigadoras, pero no son menos necesarias buenas asistenciales, y de ahí la importancia del carácter multifacético del grupo de investigación”, concluye.
Ángel M. Gregoris