Toma de contacto
María Pérez subraya la importancia de la enfermera cuando se habla de cáncer de próstata: “cuando el paciente acude por primera vez a nuestra consulta, viene ya con el diagnóstico establecido y, en general, llega en un estado de ansiedad elevado. En esta primera consulta, les realizamos los cuestionarios de calidad de vida y, a continuación, pasan con su médico responsable. Una vez concluye la consulta y se ha indicado cuál es el tratamiento a seguir, el paciente vuelve con nosotras para complementar, ampliar y reforzar la información que corresponda, ya sea sobre el tratamiento hormonal –deprivación androgénica- o para preparar la simulación de la radioterapia”.
Tratamiento radioterápico
Cuando la indicación es radioterapia, se debe realizar una prueba de simulación mediante Tomografía Axial Computerizada (TAC). En estos casos, la enfermera es la encargada de explicar al paciente en qué consiste dicha prueba y su preparación. Esto es muy importante, subraya María Ángeles Cabeza, “para definir el mejor tratamiento de radioterapia, individualizado a la anatomía de cada paciente y características de su enfermedad”. Por ello, añade Inmaculada González, “se insiste mucho en que cumplan todas las pautas para una correcta preparación”.
Una vez hecha la simulación, el paciente vuelve a la consulta de enfermería. En esta ocasión, cuenta María Pérez, “explicamos al paciente cuáles son los cuidados higiénico-dietéticos que debe seguir y que son esenciales en el tratamiento radioterápico, en ocasiones, combinado con el tratamiento de deprivación androgénica”. En este sentido, subraya Sandra Guardado, “es importante recalcar que una mala preparación por parte del paciente supondrá la interrupción del tratamiento. Cuantas más interrupciones y re-simulaciones tenga el tratamiento, menos beneficioso será para él y se incrementará su estado de ansiedad”.
En la consulta de enfermería, también se hace un control de peso, se revisa el estado de la piel del paciente, el cumplimiento de las recomendaciones dietéticas pautadas y se resuelven las dudas que pueda tener.
Deprivación androgénica
El objetivo de la deprivación androgénica en el manejo del cáncer de próstata, explica María Ángeles Cabeza, es “eliminar el efecto de la testosterona sobre las células tumorales”.
“La justificación de la deprivación androgénica en combinación con radioterapia en el cáncer de próstata localizado con factores adversos se apoya en los resultados de ensayos clínicos que muestran un beneficio significativo tanto en control clínico como en supervivencia en relación con radioterapia exclusiva”, destaca la oncóloga.
La deprivación androgénica, continúa, “es una parte muy importante del tratamiento” ya que consigue “inhibir la síntesis de hormona favorecedora del crecimiento tumoral (testosterona) y antagonizar sus efectos. La secreción de testosterona es esencial para la proliferación y la supervivencia de las células tumorales de cáncer de próstata. Por otro lado, cuando las células tumorales son privadas del estímulo androgénico experimentan una muerte programada (apoptosis). Como consecuencia de la reducción de andrógenos circulantes se producirá una citorreducción tumoral. Por lo tanto, en cáncer de próstata, la estrategia terapéutica utilizada de forma habitual se dirige a reducir o eliminar la producción y/o acción de la testosterona. La deprivación androgénica mediante análogos de LHRH es el estándar en el tratamiento del cáncer de próstata metastásico hormono dependiente y en el tratamiento del cáncer de próstata de riesgo intermedio o alto riesgo, no metastásico para potenciar el efecto local de la radioterapia además de su efecto a nivel sistémico”.
Administración terapéutica
La enfermera es la profesional encargada de la administración de los tratamientos análogos de la hormona liberadora de gonadotropina. Existen distintos análogos disponibles y formatos de presentación. Dependiendo de la que se elija, la administración será mensual, trimestral o semestral. Esta última, subraya Inmaculada González, es la más utilizada y es que al ser más cómoda, se facilita el cumplimiento terapéutico, fundamental para el éxito del tratamiento.
En el éxito terapéutico influye también la formación de la enfermera que debe conocer y estar bien entrenada tanto en la reconstitución como en la administración de estos fármacos.
La enfermera es además la encargada de explicar al paciente cuál es el objetivo del tratamiento, cuáles pueden ser los efectos adversos asociados al mismo y cómo prevenirlos mediante la adopción de una serie de hábitos de vida como son:
-Dieta adecuada, sin grasas ni azúcares refinados, baja en calorías y rica en fibra.
-Evitar el consumo de alcohol, café y tabaco.
-Realizar actividad física de bajo impacto como pilates o tai-chi y caminar una hora diaria para reducir posibles efectos adversos como la obesidad troncular o pérdida de masa muscular y ósea. La natación, por el contrario, está desaconsejada en estos pacientes por el riesgo de osteoporosis.
-Ejercitar la mente con juegos de síntesis y razonamiento para evitar el deterioro cognitivo y mantenerse activos intelectualmente.
Por todo ello, María Ángeles Cabeza destaca que “la integración de la enfermería es un elemento esencial y juega un papel muy importante dentro del equipo multidisciplinar de nuestro centro para alcanzar los objetivos terapéuticos”. Por su parte, añade, “las enfermeras de los centros de salud adscritos son también muy importantes puesto que sirven de apoyo de las indicaciones y cuidados que se prestan desde el hospital”.
Raquel González