“Hoy en día en nuestra sociedad es posible morir en casa, si la persona así lo desea, si se cumplen unas mínimas condiciones”, explica Amaia Arce, enfermera experta en el acompañamiento al final de la vida, que impartió la charla junto a Iñaki Peña, médico paliativista. Ambos informaron a los asistentes sobre los recursos existentes actualmente en Gipuzkoa en Cuidados Paliativos y hospitalización a domicilio, y hablarán asimismo sobre la importancia del cuidar al cuidador, “como pieza clave que es”, ofreciendo algunas pautas para realizar un acompañamiento de calidad al paciente.
Hospitalización a domicilio
Según explica Amaia Arce, la inclusión del paciente paliativo en el servicio de Hospitalización a Domicilio puede darse desde Atención Primaria (cuando el estado del paciente se vuelve demasiado complejo para ser atendido desde el Centro de Salud), o desde la Atención Especializada (cuando el paciente expresa su voluntad de pasar los últimos días de su vida en casa). “Esta opción permite al paciente vivir sus últimos días rodeado de sus seres queridos, en un entorno conocido y tranquilo, mejorando así su calidad de vida”, apunta.
No obstante, Arce señala que son muchas las personas que, deseando pasar sus últimos días en su domicilio, lo hacen en el hospital, “ya sea porque la familia no se ve capaz de afrontar la situación o por desconocimiento. En mi opinión, es importante informar a la población sobre la existencia de este servicio”, apostilla.
La enfermera explica que la Hospitalización a Domicilio tiene cada vez más demanda, debido en gran parte al envejecimiento de la población. “Si queremos dar una buena cobertura a esta necesidad, conviene ampliar el servicio, tanto en relación al personal como al horario de atención se refiere. La formación del personal sanitario resulta también imprescindible”, subraya.
Amaia Arce se dedica actualmente a la asistencia de enfermos terminales en su domicilio, ofreciendo un servicio de apoyo a las familias en su día a día. El objetivo de su trabajo es aliviar el sufrimiento de la persona y su familia en el final de la vida, atendiendo de modo integral sus necesidades físicas, emocionales, sociales y espirituales. “Cada acompañamiento que realizo es para mí una oportunidad única de aprendizaje, de mejorar como persona. Cuando acompañas a una persona en sus últimos días, la vida se vuelve más intensa, cada momento recobra sentido”, narra.
En este sentido, la enfermera guipuzcoana considera que, en general, la gente tiene miedo a la muerte y prefiere no hablar sobre ella. “De esta manera, cuando se acerca el momento de la propia muerte o de la del ser querido, muchas personas no están preparadas. Esto añade mucho sufrimiento emocional a una situación que, tarde o temprano, todos, sin excepción, tendremos que afrontar”, apostilla.
Cuidados Paliativos
Iñaki Peña, médico internista especializado en Cuidados Paliativos del Hospital del Alto Deba, explica que estos cuidados tienen como función fundamental el acompañamiento al paciente y su familia, cuando la hay. “El hecho de no sentirse sola la persona y notar ese apoyo va a repercutir siempre en positivo en la evolución clínica y en la calidad de la vida que quede por vivir. Esa presencia y apoyo, que es lo más importante, el sentir por parte de los profesionales empatía y comprensión hacia el paciente, suele desembocar en una relación mutua de confianza, un aspecto que resulta clave”, explica.
El perfil de paciente que es atendido en Cuidados Paliativos ha sido, tradicionalmente, oncológico en fase final de vida, “aunque en los últimos años se está ampliando a pacientes no oncológicos en fase avanzada (bronquíticos, cardiópatas, nefrópatas, Alzheimer, etc.). En ambos casos, las posibilidades de tratamiento curativo ya no se contemplan”, explica Iñaki Peña.
Para el especialista, el envejecimiento de la población y el aumento del número de personas no oncológicas con enfermedades crónicas, pluripatología y fragilidad, con necesidades paliativas, es un reto al que nos enfrentamos en nuestra sociedad “en la que la demanda de servicios va a ir en aumento en próximas décadas”.
Iñaki Peña explica que trabajar en cuidados paliativos “es tremendamente enriquecedor como persona, para afrontar la muerte y el sufrimiento también de nuestros seres queridos y la nuestra propia, y antes de eso asumir el paso del tiempo, las pérdidas de todo tipo, fortalecer la resiliencia ante las dificultades, etc.”, concluye.