Para organizar una respuesta sanitaria a sucesos como este, tanto en el Consejo General de Enfermería como en los colegios de enfermería se llevan a cabo simulacros de atención en emergencias donde los profesionales ponen en práctica sus conocimientos. De hecho, esta misma situación –una avalancha en el estadio de El Sadar- fue utilizada como hipótesis en el año 2010 en el simulacro para Expertos en Urgencias organizado por la Escuela de Ciencias de la Salud en el Colegio de Enfermería de Navarra. José María García de Buen fue uno de los profesores que participó en él. A la vista de la reciente noticia, asegura que “un simulacro nunca es un circo ni una exhibición, sino un reflejo de lo que pasa en el día a día. Lo ocurrido en El Sadar es la mejor prueba”, explica.
Una avalancha en un estadio constituye una emergencia que presenta características peculiares, tal y como explica José María García: “un estadio es un espacio muy amplio, descubierto, y una avalancha ocurre en un espacio muy corto de tiempo afectando a gran número de personas. Cuando ocurre, lo primero es retirar a la gente de las gradas para atenderlas a todas en las mejores condiciones. Exige una gran organización y coordinación. Encuentras gente aplastada, personas que presentan lesiones traumáticas, crisis de ansiedad y estrés psicológico”.
Este profesor de la escuela recuerda que en aquella ocasión, en el simulacro colaboró el personal sanitario del estadio, la Cruz Roja, la Policía Nacional y la Foral y se desplegaron dos hospitales de campaña. Según él, “la mejor forma de que algo salga bien es sabiendo lo que hay que hacer, y eso exige haberlo hecho antes. La preparación es la garantía del éxito”.
Ana Muñoz