Más edad, más disciplina
Desde el Observatorio insisten en que la falta de adherencia es un problema de salud pública y por lo tanto un tema en que la sociedad y las administraciones deben ahondar aportando soluciones eficaces y desterrando tópicos como que las personas mayores son las más incumplidoras con lo prescrito: el estudio demuestra que el 61 por ciento de las personas entre 81 y 90 años sigue el tratamiento. El porcentaje disminuye hasta el 53 por ciento en las personas de entre 61 y 70 años, y hasta el 21 en la franja que va de los 41 a los 50.
El hecho de que se demuestre que nos son las personas mayores las que menos adherencia presentan a los tratamientos es algo que, a juicio de José Luís Cobos, director del Observatorio Enfermero del Consejo General de Enfermería y miembro del OAT, “debería llevarnos a replantearnos las viejas creencias y a focalizar mejor nuestras acciones, para hacer campañas de concienciación realmente efectivas”.
Las enfermedades con menos adherencia
La investigación ha mostrado que la depresión, con sólo un 28 por ciento de adherencia al tratamiento; la osteoporosis, con un 39 por ciento; y la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), con un 41 por ciento; son las principales patologías que lideran el ranking en la falta de seguimiento terapéutico.
Del mismo modo, del estudio se desprende que aquellas enfermedades sobre las que existe más información (diabetes, hipercolesterolemia o patologías cardíacas) son las que tienen a los pacientes más adheridos a los tratamientos, al contrario de aquellas que cuentan con menos campañas informativas.
La peor consecuencia de la no adherencia a los tratamientos es, según José Luis Cobos, “que conduce a un mayor consumo de recursos sanitarios debido a reingresos y a visitas a Urgencias por descompensaciones con la medicación. Es un gasto fácilmente evitable para el sistema sanitario”, explica.
Automedicación e información
Otro de los parámetros estudiado por el OAT ha sido el de la automedicación, un error en el que un 57 por ciento de los encuestados confiesa incurrir. La cifra aumenta cuanto más joven es el paciente.
Por último, el estudio revela que el 56 por ciento de la población desearía tener más información sobre su enfermedad y tratamientos, principalmente las personas más jóvenes y con un mayor nivel de estudios.
El papel de la enfermería
Los enfermeros son fundamentales en la lucha contra la no adherencia, porque a menudo son el primer punto de contacto con el paciente que llega al hospital o centro de salud. “Además, son figuras clave en el seguimiento de los pacientes crónicos. El enfermero es clave en la educación para la salud” explica José Luís Cobos, que añade que “no se trata sólo de promocionar la adherencia a los tratamientos, sino también la adherencia a conductas generadoras de salud como puede ser animar al paciente a practicar ejercicio físico o a que lleve una correcta alimentación”.
Ana Muñoz