Se estima que una de cada diez embarazadas tiene tendencia a desarrollar coágulos, condición denominada trombofilia. Desde hace dos décadas a estas mujeres se les suele prescribir un anticoagulante, heparina de bajo peso molecular, para prevenir las complicaciones que se pueden causar por coágulos de sangre en la placenta.
El ensayo clínico aleatorizado, dirigido por Marc Rodger, jefe científico del Instituto de Investigación de Ottawa, que lidera el Programa de Trombosis del hospital, ofrece evidencia científica concluyente de que la prescripción de este tipo de anticoagulante no tiene beneficios positivos para la madre o para el niño. De hecho, el estudio publicado en The Lancet demuesta queeste tipo de tratamiento podría de hecho causar en las embarazadas un incremento de las hemorragias, el aumento de sus tasas de partos inducidos y la reducción de su acceso a la anestesia durante el parto.
Para Rodger, “estos resultados demuestran que mujeres de todo el mundo pueden librarse de un montón de dolor innecesario durante su embarazado. Para el también profesor de la Facultad de Medicina de la Universidad de Otawa, “el uso de heparina de bajo peso molecular medicaliza a las embarazadas e incrementa los costes de manera innecesaria”.
Desde los años 90 se extendió el uso de este tratamiento en las mujeres con tendencia a desarrollar trombos, a pesar de que nunca se había realizado un ensayo clínico aleatorizado para probar su eficacia. La heparina de bajo peso molecular también se ha prescrito para mujeres de todo el mundo, incluyendo España, con o sin trombofilia, para prevenir coágulos en la placenta que podría provocar abortos, para tratar la preeclampsia, el desprendimiento de placenta o restricciones al crecimiento intrauterino. Este anticoagulante también se prescribe para prevenir la trombosis venosa profunda y la embolia pulmonar.
“Aunque me hubiese gustado poder demostrar que este tipo de heparina previene las complicaciones, de hecho hemos demostrado que no es así”. “Sin embargo, - añade Rodger- estoy contento porque al menos podemos evitarles a las embarazadas todas esas innecesarias inyecciones”.
Este ensayo clínico que ahora se publica se realizó durante 12 años e involucró a 292 mujeres de 36 centros en cinco países distintos. Con sus resultados, desde el Instituto de Investigación del Hospital de Ottawa esperan que los médicos dejen de prescribir este anticoagulante a embarazadas con trombofilia, con o sin complicaciones prenatales previas. También esperan que los resultados de su estudio también influyan en la comunidad médica para que refuercen la utilización de tratamientos basados en la evidencia científica.
Situación en España
“Hasta la fecha, todas las guías de práctica clínica recomiendan que en toda paciente embarazada portadora de trombofilia hereditaria se deba considerar tromboprofilaxis con el objetivo de prevenir la enfermedad tromboembólica venosa. La existencia de antecedentes de complicaciones obstétricas podría inclinar hacia una actitud activa de profilaxis con heparina de bajo peso molecular (HBPM) aun en pacientes sin enfermedad tromboembólica venosa previa, según recomendación de expertos”. Así nos lo explica Sonsoles Iglesias, matrona en el Complejo Hospitalario Navarra B.
Este tratamiento se emplea habitualmente en España en el manejo de la gestante con o sin trombofilia para prevenir coágulos en la placenta y evitar así las complicaciones derivadas de ellos, así como para prevenir la trombosis venosa profunda y la embolia pulmonar, entre otros fenómenos tromboembólicos. Para Iglesias, hasta la publicación de este estudio “todas las revisiones bibliográficas establecen que las HBPM son eficaces y relativamente seguras tanto para la madre como para el feto y, por tanto, se pueden considerar una alternativa adecuada a las heparinas no fraccionadas en la prevención y tratamiento de la enfermedad tromboembólica”. Pero también es cierto, que “los datos provienen en su mayoría de estudios observacionales y no se han estudiado las dosis y pautas más adecuadas de las HBPM en función de las diferentes situaciones de riesgo. No hay ensayos de calidad sobre el tema”.
A su juicio, este ensayo clínico, “debería tenerse en cuenta en el manejo de este tipo de problemas durante el embarazo, ya que si la heparina de bajo peso molecular no tiene beneficios positivos para la madre o el niño se podría evitar el medicalizar a las embarazadas y de esta manera disminuir costes innecesarios de tratamiento e incluso evitar posibles complicaciones debidas al uso de este tipo de fármacos”. Pero a la pregunta de si debería dejar de prescribirse este tratamiento, esta matrona navarra cree que “es pronto para tomar decisiones al respecto. Sería conveniente continuar con más estudios al respecto, y valorar, además, otras alternativas terapéuticas que no se han tenido en cuenta en el estudio”. Eso sí, “parece un punto de partida para continuar investigando sobre el tema”, concluye Iglesias.
Gema Romero