“El ruido es el factor más frecuente en las alteraciones del sueño. Las alarmas, monitores, conversaciones de los profesionales, teléfonos, radios y timbres, entre otros, son algunos de los motivos que aparecen en la mayoría de artículos”, explica Guida Amaral a Diario Enfermero.
Asimismo, las intervenciones de los enfermeros durante la noche aparecían en todos los estudios analizados por las investigadoras como la principal perturbación del sueño, por lo que ellas recomiendan que se gestione la atención del paciente para proporcionar a cada uno lo que necesita con una sola entrada a la habitación y así evitar interrupciones del sueño. “Esta gestión tiene que ser realizada por el personal de enfermería y, lógicamente, sólo se aplicaría a pacientes que no estuviesen en situación grave”, apunta Amaral.
La iluminación continua durante la noche, la temperatura ambiental, la presencia de mosquitos, el olor desagradable, el compartir la habitación, la ocupación de la misma por otras persona, la cama incómoda, la forma de la almohada y la textura de las sábanas también son factores señalados por los pacientes y profesionales como aspectos que interfieren en el sueño.
Cambios de humor
Amaral y Pascoal aseguran que es importante definir las estrategias que mejoren la calidad del sueño de los pacientes porque estos trastornos pueden producir irritabilidad y desorientación con los consiguientes cambios de humor. Además, a largo plazo puede conllevar cambios en el funcionamiento cognitivo con la disminución de la concentración y la posibilidad de desarrollar trastornos mentales.
Aunque reconocen que los resultados eran bastante predecibles, resaltan que alguno no se lo esperaban, como, por ejemplo, que los enfermeros reconocen los factores que interfieren en el sueño en mayor medida que lo que realmente experimentan los pacientes, lo que supone que los profesionales sobrestiman la interrupción del sueño de los enfermos.
Ángel M. Gregoris