Es decir, en lo que al cáncer de mama respecta y teniendo en cuenta la estimación que hizo la Sociedad Española de Oncología Médica en 2019, de los 32.953 casos de cáncer de mama que se esperaban en 2020, hasta 7.000 podrían no haberse diagnosticado por culpa del COVID-19.
Con motivo del Día Internacional de la lucha contra el Cáncer de Mama, desde el Consejo General de Enfermería (CGE) consideran un despropósito estas cifras e instan a las administraciones a poner solución a un retraso incomprensible, que puede costar muchísimas vidas. “Somos conscientes del gran esfuerzo que han hecho todos los profesionales en nuestro país para superar la mayor crisis sanitaria que hemos vivido, pero es necesario apuntar que las instituciones públicas no han estado a la altura. El sacrificio que día tras día realizaban enfermeras y enfermeros, médicos, auxiliares, celadores, personal de la limpieza… no se tradujo en su momento en una apuesta clara de las comunidades autónomas para la contratación de personal suficiente para hacer frente al COVID-19 sin abandonar la atención y diagnóstico de otras enfermedades”, afirma Florentino Pérez Raya, presidente del CGE.
Un año y medio después del inicio de la pandemia, lejos de haber aprendido la lección, las enfermeras denuncian la dejadez de las administraciones y que en muchos casos no se han recuperado servicios esenciales para cuidar y proteger la salud de la población. Así, el Consejo General de Enfermería reclama de manera inmediata que se pongan de nuevo en marcha todas las consultas y todos los programas de cribado de cáncer de mama para no dejar a nadie atrás en la lucha contra la enfermedad. “En una sociedad como la nuestra, en la que nuestros profesionales son ejemplo a nivel mundial, no podemos consentir que desde las administraciones no se haga todo lo posible para otorgarles el valor que se merece y, con ello, ponga en riesgo la salud de las personas”, apunta Pérez Raya.
El cáncer de mama es el más común entre las mujeres y muchas veces es prácticamente invisible. Las campañas de cribado son esenciales para lograr detectar casos que no se manifiestan a través de bultos u otros síntomas. Además, un diagnóstico temprano ayuda a poner una solución lo más pronto posible y evitar problemas mayores en el futuro. “Atrasar la detección del cáncer de mama puede suponer un gran perjuicio para la sociedad. Además, ahora tenemos un reto y es que debemos recuperar el tiempo perdido en este aspecto. Nadie debe sufrir complicaciones en el tratamiento del cáncer por culpa de un retraso en el diagnóstico”, afirma Pilar Fernández, vicepresidenta del CGE.
Las enfermeras recuerdan también la importancia de acudir al centro de salud y hospitales en el caso de detectar cualquier anomalía en las mamas. “Sin duda, igual o más importante que los protocolos de cribado son las visitas al centro de salud y, posteriormente, al hospital en el momento en el que localicemos algo extraño en cualquier de nuestras mamas o axilas. El COVID-19 ha supuesto un cambio drástico en la mentalidad de muchas personas, que ven los centros sanitarios como lugares peligrosos y con posibilidad de contagio. Debemos desterrar esta opinión y ahora, con la incidencia de la pandemia en su mejor momento, no podemos tener miedo a acudir a las consultas y menos en momentos como este, en el que se ha demostrado un retraso enorme en la detección del cáncer de mama”, destaca Fernández.
Además de la importancia de recuperar todas las consultas y programas de cribado, desde el CGE también se recalca la necesidad de contar con enfermeras expertas en Oncología para ayudar, asesorar y cuidar de los pacientes que sufren cáncer. “Muchas veces la simple palabra conlleva miedo y ansiedad para los afectados. Por eso, que haya consultas específicas de enfermeras gestoras de casos es fundamental para mejorar la calidad de vida del paciente durante todo el proceso de enfermedad”, apunta la vicepresidenta de las 325.000 enfermeras de España.
Cáncer en hombres
Por último, resaltan la importancia de dar visibilidad a este tipo de cáncer también entre los varones. Aunque la incidencia entre ellos es muy baja (el 1% de todos los casos), no deja de ser importante que, ante cualquier singularidad en el pecho, se acuda a revisión. “Al ser tan poco habitual, el cáncer de seno en hombres está muy estigmatizado y muchos intentan ocultarlo o retrasan ellos mismos la consulta por miedo al rechazo. Las enfermeras y enfermeros tenemos un papel clave a la hora de educar a la población y evitar así discriminación y estigma por motivos como este”, puntualiza Florentino Pérez Raya.