“Este 2021 se cumplen 40 años del primer caso de VIH positivo en España. Una pandemia que se ha cobrado ya la vida de más de 40 millones en todo el mundo. Curiosamente, cuatro décadas después, estamos librando una lucha frente a frente contra otra pandemia, el COVID-19, que nos ha enseñado que, si no ponemos todos de nuestra parte, será imposible vencerlo. En el caso del VIH, hoy en día, tenemos muchos mecanismos para prevenir, detectar y minimizar el riesgo en caso de infección y debemos hacer que los grupos de riesgo lo sepan y acudan a sus centros de referencia para realizarse la prueba de detección en caso de que tengan alguna duda o consideren que pueden ser positivos”, afirma Pilar Fernández, vicepresidenta del Consejo General de Enfermería.
Miedo
La falta de información y educación sanitaria, unido a una pérdida de la percepción del miedo han hecho que los más jóvenes (la media de edad se sitúa en los 36 años) reduzcan los medios para evitar la infección. “Las enfermeras tenemos un papel fundamental a la hora de educar a la población y lo hacemos desde las edades más tempranas en los colegios, también en los centros de salud e, incluso, en los hospitales. Es imprescindible, además, que las administraciones potencien y sigan financiando las pruebas diagnósticas, garantizando la gratuidad y la confidencialidad de estas”, apunta Fernández.
Es en esta confidencialidad donde se esconde también uno de los mayores problemas que acompañan a la infección por VIH, el estigma. Muchos de los afectados prefieren no enfrentarse a la realidad por el rechazo que, actualmente y con todos los mecanismos que existen para frenar el avance del virus, sigue existiendo entre la sociedad. Es clave normalizar el VIH en la sociedad, que se entienda que la clave es un buen control y un buen tratamiento, donde el riesgo para los demás es cero. “No podemos permitir que nadie sufra rechazo debido a una afección sanitaria. En este caso, hablamos de VIH, pero es extensible a cualquier otra enfermedad o infección. De hecho, en los últimos meses, hemos vivido agresiones y acoso en los domicilios a compañeras enfermeras después de trabajar con pacientes COVID por miedo a un posible contagio entre los vecinos. Esto es inadmisible. Por lo tanto, del mismo modo debe serlo en la discriminación de personas VIH en ambientes sociales, familiares y laborales”, destaca Florentino Pérez Raya, presidente del CGE.
La formación enfermera también es una pieza clave en el tema del estigma, ya que las enfermeras pueden explicar detalladamente cómo funciona el virus y cuáles son las maneras de tratarlo. Con motivo del Día Mundial de la Lucha contra el Sida, Pilar Fernández considera necesario que la población sea consciente de que “existen tratamientos muy eficaces que llevan al virus a ser indetectable e intransmisible”. “Por esto mismo, con el paso de los años, se ha conseguido que el VIH sea tratado como un problema de salud crónico y no como un riesgo mortal para quien lo sufre. Es necesario que todos sepamos la diferencia entre VIH y Sida, las formas de infección y de prevención, así como los tratamientos y los lugares para hacerse la prueba. Sin duda, ante cualquier duda, las enfermeras de Atención Primaria estarán ahí para atender, dar soporte y consejo a todo aquel que lo necesite en un momento como este”, profundiza Pilar Fernández.