Los resultados de la investigación reflejan que el 67 por ciento de las personas ostomizadas recuperan el hábito de caminar o el 75 por ciento vuelven a salir de casa. En seis de cada diez casos también se reducen los problemas de la piel que rodea el estoma. El temor a las fugas es un foco de estrés, inseguridad y depresión para la persona que porta una bolsa de ostomía y puede conducir a la infelicidad y la introspección a pesar de que una ostomía mejora la vida -o literalmente la salva- en pacientes que padecen un cáncer, una enfermedad inflamatoria o problemas congénitos.
Alberto Lado, coordinador de la Unidad de Ostomías del Grupo HM hospitales e investigador principal del CONAN explica que “la pregunta que nos hicimos el equipo de investigación fue ‘¿Se puede vivir sin fugas desde el principio?’ Nuestra respuesta fue una técnica que difería de lo descrito hasta la fecha, la utilización de una convexidad ligera y un anillo moldeable durante las 3 primeras semanas de la ostomía independientemente de las características del estoma. El estudio CONAN pretende la validación de esta técnica, que plantea un cambio de paradigma en los cuidados de las ostomías y es una muestra del liderazgo científico enfermero que impulsamos desde la estomaterapia”.
Por su parte, el Consejo General de Enfermería y el grupo de enfermeras estomaterapeutas de Cataluña han presentado el marco de competencias de la enfermera experta en estomaterapia, mientras que las enfermeras de los grupos regionales analizaron la situación de sus consultas en cada comunidad autónoma, así como las estrategias de registro de pacientes, complicaciones tras la cirugía, carga de trabajo de los profesionales sanitarios o educación del paciente. Algunos de estos trabajos enfermeros están contribuyendo de forma palpable al avance de las técnicas y el abordaje del paciente ostomizado.
Paciente “influencer”
Por otra parte, en el evento científico ha tenido un papel muy relevante el testimonio de una joven de 27 años que vive la ostomía con un optimismo y un amor a la vida que se plasma en el siempre teatralizado e idealizado mundo de las redes sociales. Anna Bellart sufrió un calvario de hospitalización y dolor hasta que una ostomía le salvó la vida. “Ahora vivo de verdad y la bolsa me hace más fuerte, diferente. Adoro el mar, nado a menudo, practico piragüismo y ahora soy feliz. Pero mi camino hubiera sido otro si no hubiera recibido los cuidados de una enfermera estomaterapeuta, Belén, que como experta en ostomía me ha ayudado a convivir con mis circunstancias”. @labarriguitadeanna es la cuenta de Instagram desde la que Anna comparte su ostomía sin complejos y ayuda a muchas personas a las que la noticia de que deben someterse a este tipo de cirugía les genera un profundo trastorno psicológico, anímico o puramente físico.
La falta de consultas de enfermería focalizadas en estomaterapia en algunas comunidades autónomas es una de las preocupaciones principales del Consejo General de Enfermería (CGE). José Luis Cobos, vicepresidente del CGE, ha manifestado en este encuentro, organizado de la mano de la compañía Coloplast, que “no puede ser que las personas que deben enfrentarse a una ostomía no puedan recibir o no los cuidados de una enfermera experta en estomaterapia en función de su lugar de residencia. Las administraciones deben comprender que, sin la ayuda de una enfermera experta en este terreno, la vida de muchas personas puede estar condicionada por las fugas, los problemas de la piel y que, en resumen, no pueda realizar actividades cotidianas sin miedo”.