El primer premio ha ido enfocado en el pioderma gangrenoso pericolostomía, una dermatosis cutánea ulcerativa inflamatoria crónica muy poco común que puede presentarse tras la realización de un estoma. Este caso clínico, desarrollado por Mª Pilar Urios, aborda su tratamiento y evolución durante una época compleja como ha sido la pandemia, donde se ha corresponsabilizado a la sociedad en su autocuidado y las consultas de estomaterapia han tenido que adaptarse a una nueva situación inimaginable para todos.
Antonio José Fernández y Esperanza Macarena Espejo recibieron el segundo premio a la vez que explicaban cómo conseguir un mejor manejo de la fístula enterocutánea en el caso clínico que abordaron. Se trata de una prótesis personalizada para cada paciente, fabricada en biomaterial a partir de impresión en 3D, la cual ha permitido el aislamiento de los orificios fistulosos, consiguiendo así disminuir el número de curas, mejorar el confort del paciente y evitar las complicaciones derivadas del vertido del contenido intestinal en el lecho de la herida.
El tercer premio se lo llevó el caso clínico “Plan de cuidados enfermeros a un paciente portador de ileostomía y fístula enteroatmosférica”, donde se destacó lo necesaria que es la figura de estas enfermeras, quienes se anticipan a las posibles complicaciones, ayudan emocionalmente y crean una relación basada en la confianza mutua con el paciente.